Desde mucho tiempo atrás, la competitividad de la economía peruana se ha basado principalmente en la producción y exportación de minerales, aunque hace más de veinte años también por las agroexportaciones. Aun así, la canasta exportadora de nuestro país se encuentra altamente concentrada, lo que nos hace vulnerables ante eventuales shocks negativos. No obstante, el Perú posee una gran diversidad de productos por ser aprovechados, de manera que puede generar nuevos motores económicos: uno de estos es la acuicultura.
PRODUCCIÓN, COSECHA Y VENTA INTERNA
Según cifras del Ministerio de la Producción (Produce), en el periodo enero-septiembre de 2022, la producción acuícola fue de 37,169 toneladas métricas (TM), lo que representa un 7.6% más con respecto al mismo periodo de 2021 (34,550 TM) y más del doble que en 2015 (14,647 TM).
En cuanto a la cosecha, para el mismo periodo, Produce informó que esta fue de 101,911 TM, un 10.3% menos respecto de 2021 (113,661 TM), pero un 48.9% más que en 2015 (68 461 TM). Esta caída se explicaría, en parte, por factores climatológicos. A nivel departamental, Puno fue el que registró la mayor cosecha (32,434 TM), con un 31.8% de la producción nacional. Luego se encuentran Tumbes (30,306 TM; 29.7% del total) y Piura (18,341 TM; 18% del total). A nivel de producto, la trucha, el langostino y la concha de abanico vienen siendo los que registran mayor cantidad de cosecha.
Con relación a la venta interna, en el periodo enero-septiembre de 2022, se registró un total de 41,599 TM (-19.3% respecto de 2021). De esta cantidad, el mayor porcentaje corresponde a la venta de trucha (36,835 TM) y el restante, a otras especies.
EXPORTACIONES ACUÍCOLAS
Según cifras de la Sunat, las exportaciones de los principales productos acuícolas[1], para el periodo enero-noviembre de 2022, sumaron US$ 402.8 millones (+9.3% respecto a 2021) y 48,527 TM. Del monto total, el 64.8% corresponde a los langostinos (US$ 261 millones; +18.3%); el 24.2%, a las conchas de abanico (US$ 98 millones; -8.9%); el 11%, a la trucha (US$ 44 millones; +8%); y tan solo un 0.01%, al paiche. Así pues, la exportación de langostinos explicaría principalmente el aumento de las exportaciones totales.
Ahora bien, con relación a los principales destinos, EE. UU. es el principal mercado, con un US$ 87 millones; sin embargo, este valor es significativamente menor (-30.3%) al de 2021. China (US$ 72 millones; +23.4%) y España (US$ 70; +48.7%) completan el top tres.
En cuanto al origen de las exportaciones, Piura es la región líder tanto en monto como en volumen exportado (18,267 TM); seguidamente se encuentra Tumbes. No obstante, estas regiones no presentaron una gran variación significativa respecto de las cifras registradas en 2021; es más, el volumen exportado por Piura en 2022 fue un 1.6% menos. En cambio, Áncash triplicó su monto exportado (+241.7%) y duplicó su volumen (+131.2%).
RETOS DEL SECTOR
Una de las limitaciones del sector era la obtención del certificado sanitario. En el Perú, la emisión de este documento tardaba 45 días calendario, mientras que en Chile y Ecuador tomaba solo 5 y 3 días, respectivamente. Ante esto, el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes) implementó un nuevo modelo de fiscalización[2], de tal manera que el nuevo periodo de emisión sería, en promedio, de 2 a 5 días. Esto permitiría que las empresas reduzcan sus costos de almacén, además de que podrían competir en la venta de productos frescos.
Asimismo, si bien el Perú produce una gran cantidad de langostinos, esta podría ser mucho mayor. Y para ello se debe incentivar su cultivo tanto en Tumbes como en Piura, ya que, en comparación con Ecuador, que lo cultiva a lo largo de toda su costa, el Perú solo lo hace en una franja de 100 kilómetros. Asimismo, cabe mencionar la escasez de infraestructura eléctrica en Tumbes, ya que se requiere una gran cantidad de energía para oxigenar y renovar el agua de las pozas de cultivo. En el caso de las conchas de abanico, se encuentra pendiente la infraestructura de saneamiento en el distrito de Parachique (Piura), para evitar la contaminación de su producción. Finalmente, en cuanto a las truchas, se deben establecer políticas que faciliten el financiamiento para los pequeños productores; además, se les debe brindar soporte productivo y la implementación tecnológica necesaria para hacerlos más competitivos.
[1] Estos son langostinos, conchas de abanico, trucha y paiche.
[2] Esta consiste en realizar un control en cada paso de la cadena productiva, en lugar de hacerlo solo sobre el producto final.