Son eternas “jueces de la opinión pública”, son las constantes y permanentes generadoras de discursos agresivos, cada una de ellas posee una nueva forma de resentimiento social, educativo, académico, intelectual o el que se puedan inventar, pero resentimiento que está latente en cada palabra y frase que usan para destruir, ofender o intentar deslegitimar a sus adversarios y a cualquier persona que no les guste. Son frías y feas desde adentro, odian hacia fuera, soltando disparos de maldad.
Hace pocos días hemos sido testigos de una noticia que era evidente, pero no se hacía de conocimiento público: Más de S/ 700 millones de soles han sido malgastados en una orgía del dispendio, direccionando fondos públicos hacia las denominadas “consultorías” que ingeniosamente han sido concedidas a los eternos beneficiarios de gobiernos corruptos: ex ministros y los miembros de su familia y entorno social, académico, partidario o laboral –comenzando por la esposa, el esposo, los hijos, nueras, yernos, cuñados, sobrinos, primos, ahijados, entenados, amantes, sobrinos de cariño-, ex funcionarios de gobierno y sus familiares directos e indirectos, oenegés conformadas por ex ministros, oenegés de ex altos funcionarios de gobierno (formadas con sus coleguitas compañeros de la universidad caviar generalmente), todos con la misma característica, con el mismo ADN como requisito: ser de las izquierdas más “acomodadas”, de los apellidos clásicos, de miradas y exclusiones racistas, expertas en succionar todos tus impuestos para vivir diciendo que “tienes que pagar más tú”, no ellos ni “ellas”, tampoco sus oenegés o sus negocios colaterales (imprentas, editoriales, medios de comunicación, amigas del catering, services, alquileres de casas y oficinas, empresas de publicidad que facturan más con el Estado que en su labor privada…).
Las que están contra las empresas privadas, no se privan de crear empresas privadas para vivir solamente del dinero público, de los impuestos… y sus maridos o maridas o marides, dicen que son unos “cracks, top ten, capitos”, pero han sido descubiertos por la gente, por la ciudadanía, por la prensa independiente y por un valiente ministro. ¿Y ahora? A poner las barbas y las pantys en remojo.
Las constantes, perversas y permanentes generadoras de discursos agresivos están siendo expuestas a la opinión pública y por supuesto saltan con garrocha para desviar la atención hacia lo que sea, pero no dan la cara –como le exigen a otros-, no presentan sus trabajos y resultados de consultorías “de una hoja en blanco” por las que han cobrado millones de millones, mientras los comedores populares estaban con ollas vacías con la procesada Villarán, mientras los hospitales estaban sin medicinas y oxígeno con Mazetti y Zamora, mientras Castillo se gastaba millones en fiestas y comilonas ensuciando la función presidencial.
Consultorías para el “estudio de la diversidad de género en una zona altoandina por definir en el marco de la hiperinflación y el fenómeno del cambio climático”, “nuevo análisis multifactorial diurno, transversal y autodinámico del feminismo como respuesta a la crisis hidroenergética de la amazonía nor oriental”, “cuantificación espacio ambiental de tendencias y propuestas sobre el lúdico mensaje a escolares de zonas de frontera, del conflicto armado interno” y miles de títulos tan o más absurdos que éstos… ¿por S/ 700 millones?
Ahora ya saben de qué viven las políticas del odio y sus parejas, parejos o parejes… de la malversación del dinero público -no puedo opinar otra cosa-, y siempre, a gran escala.
¿Qué pedimos frente a eso? Una Comisión Nacional de la Verdad y la Responsabilidad, cuyos resultados determinen procesos judiciales inmediatos para recuperar todo ese dinero y lo que correspondería por daños y perjuicos ocasionados al país.
Imagen referencial, captura de pantalla Willax TV, Programa Contracorriente