El Cardenal Marc Ouellet, quien hasta el próximo 12 de abril será prefecto del Dicasterio para los Obispos, ha dedicado algunas de sus últimas intervenciones a destacar la importancia del celibato sacerdotal en la misión de la Iglesia, ante una cierta ola que busca que este no sea obligatorio sino optativo en la Iglesia latina.
En entrevista con Tgcom24 de febrero pasado, el purpurado canadiense dijo que el celibato de los sacerdotes “es una gran don de Cristo a la Iglesia”, y por esto “en lugar de criticar el celibato, deberíamos valorarlo y fomentar las vocaciones, porque es un testimonio de fe”. Es claro, el Cardenal también recalcó que “se necesita la gracia de Dios para vivirlo”.
Luego en el marco de su reciente visita a la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, concedió entrevista a Aleteia y ahí también se expresó sobre el asunto.
La pregunta específica sobre el tema de José Antonio Méndez al Cardenal Ouellet fue: En “Sacerdotes, amigos del Esposo” (Ediciones Encuentro, 2019) habla de “una visión renovada del celibato”. ¿El celibato sacerdotal sigue siendo válido y útil para el presente y el futuro de la Iglesia, o sería mejor acabar con él, tal y como piden, por ejemplo, algunas voces del Sínodo alemán?
“El celibato ha sido muy fecundo en la historia y siempre lo será –respondió el Cardenal Ouellet. La fuerza evangelizadora de la Iglesia católica debe mucho al celibato de sacerdotes y religiosos. De hecho, el sentido del celibato como vocación es un testimonio del amor absoluto de Dios”.
Pero es también el celibato, continuó el purpurado, “un testimonio de disponibilidad total para ejercer el ministerio como un servicio desinteresado que se convierte en una verdadera paternidad espiritual. Cristo llamó a sus apóstoles a dejarlo todo para seguirle. Aceptar esta llamada es una confesión de fe en la divinidad de Cristo, porque sólo Dios puede exigir tanto amor y devolverlo. Creo que un cambio en la disciplina eclesiástica sobre el celibato sacerdotal tendría consecuencias imprevisibles”.
Habla el Papa
¿Esas consecuencias podrían estar a la vuelta de la esquina?
Esto es algo que muchos se preguntan después de las palabras del Papa en la reciente entrevista que concedió a Daniel Hadad de Infobae, , el pasado 10 de marzo, cuando Francisco dijo que “No hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar. El celibato en la iglesia occidental es una prescripción temporal: no sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido; no es eterna como la ordenación sacerdotal, que es para siempre, te guste o no te guste. Que dejes o no dejes es otro tema, pero es para siempre. En cambio el celibato es una disciplina”.
—O sea que podría revisarse, pregunta el periodista de Infobae.
“—Sí. Sí. De hecho todos los de la iglesia oriental están casados. O los que quieren. Ahí hacen una opción. Antes de la ordenación la opción por casarse o por ser célibes”. Verdaderamente, los sacerdotes de rito oriental que se ordenan siendo célibes deben permanecer así, y los obispos son escogidos de entre estos.
Pero el asunto del celibato ronda particularmente las mentes de la intelectualidad católica desde el pasado sínodo de la Amazonía, cuando fueron no pocas las voces que querían en este marco introducir la ordenación de los virii probati, ‘hombres probados’, es decir varones de comprobada fe y piedad, casados, que serían posibles candidatos al ministerio ordenado.
Por esa época el Cardenal Robert Sarah, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, publicaba ‘a cuatro manos’ con el Papa Ratzinger, Desde lo más profundo de los corazones – Sobre el futuro de los sacerdotes, el significado del sacerdocio católico y el sentido del celibato, obra que hacía una defensa firme del celibato, y que ciertamente influyó en la redacción de la Exhortación Apostólica Postsinodal Querida Amazonía, que a algunos decepcionó porque no abrió las puertas a la ordenación de los virii probati.
Varios analistas aseguraron entonces, que la defenestración de facto de Mons. Georg Ganswëin de la prefectura de la Casa Pontificia en ese 2020, se debió a que el Papa Francisco sí quería abrir esa puerta de los hombres casados-sacerdotes, pero que el libro de co-autoría de Benedicto XVI se lo impedía, pues mostraría una no continuidad de actitud magisterial de los dos Papas en ese punto, continuidad que siempre ha querido presentar Francisco, y que Mons. Ganswëin sería un ‘cómplice’ de esa argucia.
Cierto o no, y ya fallecido el Papa Ratzinger, las últimas palabras de Francisco a Infobae sobre el celibato parecen indicar que el Papa sí pensaría en abrir la puerta de la opcionalidad, y que en previsión de ello es que se dan declaraciones como las del Cardenal Ouellet o las expresiones más recientes del Cardenal Sarah, cuando en el retiro espiritual que predicó a una cincuentena de sacerdotes en Ars a inicios de este mes, expresó que el celibato sacerdotal es de origen apostólico y debería ser mantenido.
En todo caso, si Francisco introduce la posibilidad de celibato opcional, será la ocasión de que los defensores del celibato aprovechen esa circunstancias para popularizar sus razones, la historia y la teología del celibato sacerdotal. (SCM)