A mensajes en redes sociales y tik tok’s con lágrimas falsas y sin el maquillaje y las ropas de siempre, los fanáticos de todos los grupos de la izquierda subversiva, las del perfume del odio, siguen dándole secuencia a sus actividades agresivas como desaparecidos en la inacción, porque nunca se les vio en marcha alguna, nunca se les escuchó en movilización anunciada, jamás se pusieron en la primera línea a la que llamaban como exigencia de estar allí, esos, los militantes del vandalismo y la violencia, azuzando y empujando siempre a otros, a los más pobres, a los ignorantes, “a los más sin nada y sin ser nadie”, mientras ellos y ellas, odiadores, seguían en sus comodidades barranquinas, jesusmarianas, sanisidrinas y magdalenenses inventando escenas de victimización, de muertes ajenas para seguir entusiasmándose con recompensas e indemnizaciones, de desapariciones de los que estaban a su lado y de oler a sus nuevas “caudillas castillistas” llenas de una fealdad interna que se evidencia en su desgraciada palabrería.
Las voces y caras de las izquierdas, en redes, en medios, en teatros, lupanares y garbanzales, siempre se encuentran ausentes en las calles, en las plazas, en los mercados, en las asambleas y frente al Pueblo del que tanto usan su nombre para cobrar y demolerlo, para asesinarlo y derrumbarlo, para usarlo y olvidarse que son seres humanos a los que siempre han engañado con promesas insustentables y con discursos de hipocresía y maldad.
Usan, estos y esas izquierdistas del perfume del odio, poses y muecas que ya no convencen a los más humildes y tampoco, a esas clases medias acomplejadas que con chullo, chaleco multicolor y lliclla van a la universidad o al instituto, aparentando identidad andina o nativa, escuchando el sonido de una quena mal usada o de una zampoña sucia con olor a alcohol. Se han roto los complejos, se han abierto los ojos, se han vuelto a calibrar los conductos auditivos y en especial, se ha dado tiempo a la buena razón y al pensamiento libre que destierra el discurso permanente del odio que viene de las izquierdas resentidas.
Calladitos unos, brindando sugerencias otros, pero al fin de cuentas, los de las consultorías de las tropas ociosas de la izquierda burocrática (los caviares), siguen escondidos esperando un sencillo, siguen esperando un rebobinado de sus palabras “en otro contexto”, porque se les acabó el dinero, se les terminaron los auspiciadores y también, no cumplieron con sus pactos de “toma de Lima” -por ejemplo- y entonces, los minicárteles de la droga, de la ilegal minería contaminante y de las empresas de lavandería de activos han pasado a pedir explicaciones y no han encontrado ni el vuelto, ya que algunos y algunas están fugados y corridos de regreso en el Reino Unido, en Estados Unidos, en Argentina y en Chile, han regresado a sus comodidades, no han vivido el nacimiento “su” revolución, han fracasado absolutamente pero les queda una esperanza, no se desmayen todavía: quieren “Dinamizarse”, quieren entrar por algún lado, por algún ministerio, embajada, consulado, organismo supervisor, empresa pública, algún gobierno regional o municipalidad, a reengancharse en el Estado para vivir de tus impuestos, porque hasta eso, los impuestos, no los pagan estos sinverguenzas de las izquierdas del odio.
¿Leyeron bien? Quieren, van hacia un intento de “Dinamización” viendo la forma de justificarse por sus pasados gritos y arrebatos en redes y medios contra “Dina, la asesina”, pero sin pedir perdón, para volver a infiltrarse en el Estado. Y es que en la acequia de las izquierdas inmorales, violentas y subversivas, el estiércol es el perfume del odio y a ellos y ellas, les encanta su aroma permanente, el del odio.
Mensaje alterno: No descuiden, no dejen de observar que Cerrón pasa piola, no le ocurre nada y nadie lo menciona en todos sus procesos judiciales…. ¿Porqué está libre como una hada del campo aleteando sobre las flores del Mantaro? ¿Quién lo protege tanto ahora?