Bernard Chappedelaine, exasesor de Asuntos Exteriores, ofrece una mirada poco convencional a la actualidad internacional. Nutrido de una amplia variedad de fuentes oficiales, mediáticas y académicas, sus observaciones y opiniones sobre los grandes temas del momento nos invitan a la reflexión. En esta oportunidad, gracias al Instituto Montaigne, repasa las percepciones europeas sobre los movimientos sociales en Francia, en relación a la reforma de las pensiones, un tema que pocos toman en cuenta porque no ven su trascendencia, no sólo para Europa -en este caso comenzando con Francia-, sino para el mundo, por su envejecimiento, por la longevidad:
Vista desde el exterior, la resistencia de los franceses a una reforma de las pensiones sólo puede causar asombro, observa Frankfurter Allgemeine Zeitung, de la pluma de su corresponsal económico en París. El sistema actual absorbe el 14% del PIB, tasa superior a la media de los países de la OCDE y al nivel de Alemania (10%). También es complejo, con 42 planes, algunos muy deficitarios: esta sola observación bastaría para justificar su desarrollo. Sorprende la polarización del debate sobre el aplazamiento de la mayoría de edad a los 64 años en Alemania, donde a algunos les gustaría retrasarla hasta los 70. Francia tiene ahora 17 millones de jubilados, o 4 millones más que en 2004, elevar la edad legal es la mejor manera de llenar el vacío, como lo demuestra el ejemplo de otros países europeos, también cree The Economist. Contrariamente a ciertas afirmaciones “ridículas”, Francia sigue siendo “el país menos neoliberal del mundo”, la participación del gasto público representa el 59% del PIB, el nivel más alto dentro de la OCDE.
Sin embargo, los indicadores sociales son mixtos, aunque la productividad es alta en Francia, la mediana de ingresos (22.732 € en 2021) está por debajo del nivel alcanzado en los países escandinavos, la esperanza de vida con buena salud (63,7 años) también es significativamente menor que en países como Suecia (74 años) y España (70 años) y la tasa de accidentes de trabajo es una de las más altas de Europa, observa el Christian Science Monitor. Durante la década 2011-2020, el número anual de días de huelga por cada 1.000 empleados alcanzó un promedio de 93 días, mientras que en Alemania es de solo 18 días, informa Deutschlandfunk.
También es cierto que solo un tercio de las personas mayores de 60 años siguen trabajando en Francia, mientras que, de media, el 45 % de las personas mayores tienen trabajo en la UE, señala Frankfurter Allgemeine Zeitung. Sin embargo, la edad efectiva de jubilación no dista mucho de la de sus vecinos, apunta Politico. Aunque es “desconcertante ver a jóvenes recién salidos de la adolescencia protestando por tener que trabajar dos años más al llegar a los 62 […], una medida adoptada desde hace años por sus vecinos”, admite El País, los franceses son, asegura el diario, “ni más ni menos vagos que los americanos, los españoles o los canadienses”. “El dilema del señor Macron es que, aunque la reforma de las pensiones es profundamente impopular, es buena para Francia”, dijo The Economist.
“Reelegido en abril de 2022, Emmanuel Macron podría haber dejado el problema a su sucesor, al contrario, consideró que justificaba gastar un preciado capital político para zanjar la cuestión”, saluda el semanario liberal. “Fuerzas políticas de derecha e izquierda han hecho todo lo posible para impedir un debate constructivo sobre cómo garantizar las pensiones. Han dado la impresión de que es posible volver a la jubilación a los 60 años y han hecho creer a sus conciudadanos que los recursos económicos de la Estado son inagotables”, señala el corresponsal en París de Frankfurter Allgemeine Zeitung, quien sin embargo critica al presidente de la República por carecer de “sentido político” y por no haber aprendido las lecciones de la pandemia del coronavirus.
Emmanuel Macron, afirma Michaela Wiegel, no tuvo en cuenta la voluntad de reconocimiento de los trabajadores, que aseguraron el funcionamiento del país durante el confinamiento, mientras que son ellos quienes llevan el peso principal de la reforma. “En lugar de forjar una coalición de personas razonables y asegurarse el apoyo de las organizaciones patronales y una CFDT reformista, Macron ha entrado en vigor como un monarca absoluto” (“Alleinherrscher”), lamenta el corresponsal alemán.
El columnista del Financial Times Simon Kuper culpa a los “tecnócratas” franceses que, según él, forman una casta endógena y que “tratan al resto de Francia casi como una colonia”. Por eso Emmanuel Macron no saca ningún beneficio político de haber reducido el desempleo al 7,2%, su nivel más bajo desde 2008. Hoy en Francia hay tres polos de poder, explica el comentarista de Financial Times, la presidencia de la República, la Justicia y la calle. “Si el presidente decide algo, solo la calle puede detenerlo, paralizando el país con manifestaciones y huelgas. La calle y el presidente rara vez buscan un compromiso. Uno gana, el otro pierde”, resume Simon Kuper.
Dado el envejecimiento de la población, hay buenas razones para retrasar la edad de jubilación, incluso se podría culpar al presidente Macron por no haber ido lo suficientemente lejos, pero “las fuertes protestas también expresan un descontento social cuyas raíces son anteriores al período de Macron”, remarca el Handelsblatt. “La izquierda, los comunistas, los Verdes añoran los ‘Trente Glorieuses’, la época dorada de la industrialización en la Francia de la posguerra”, analiza Nikolaus Blome.
En cuanto a The Economist, que cuestiona la responsabilidad de los diputados de LR, muchos de los cuales no apoyaron el proyecto de ley, el semanario también denuncia “el silencio miope” de los líderes políticos y económicos, conscientes de que Francia necesita un cambio, y que podría pagar muy caro este fracaso. “Había una vez un presidente francés, que abogaba por un nuevo comienzo, por una nueva alternativa a un sistema político esclerótico”, y que en 2017 celebró su victoria con los acentos de “el himno a la alegría”, despertando un eco importante en el extranjero y sobre todo en Alemania, recuerda el Handelsblatt. Tras su reelección, Macron prometió a sus compatriotas introducir un nuevo estilo y estar más atento a sus inquietudes. Pero la forma en que se impuso la reforma de las pensiones muestra, para sus opositores, que todavía están tratando con el ex Macron, señala el diario económico.
Este tema de un presidente elitista, autoritario y desvinculado de las realidades cotidianas está presente en los comentarios. Incluso si “la cultura del compromiso contradice la idea de Emmanuel Macron sobre el ejercicio del poder”, sin embargo, “ya es hora de que el presidente se libere del corsé del monarca republicano y redescubra la tradición parlamentaria francesa”, cree Michaela Wiegel, quien evoca la hipótesis de la negociación, al estilo alemán, de un contrato de coalición con el partido LR, aunque considera improbable esta hipótesis.
El Financial Times considera llegado el momento de cuestionar una “presidencia todopoderosa” y establecer una “sexta República”. Si bien considera que “Francia está en el filo de la navaja”, el espectador se muestra convencido de que el presidente Macron no puede dar marcha atrás, porque “su reputación nunca se recuperaría”, y que preferiría desempeñar su “papel predilecto”, protector del pueblo y garante del orden republicano, frente a los terroristas y la extrema izquierda. La culpa original, según Joseph de Weck, es de las élites francesas que concluyeron, tras el rechazo del referéndum sobre el tratado constitucional de 2005, que un “‘no’ no es un ‘no'” y que, al hacerlo, cuestionó el pacto implícito hecho entre el pueblo y el Presidente, a saber, que éste debe aceptar el veredicto popular cuando éste sea masivo.
Los eventos de 2023 son una repetición de este divorcio y en una escala sin precedentes, las corrientes populistas han seguido creciendo desde 2005.
La hipótesis populista
El descontento de los franceses va mucho más allá de la reforma de las pensiones, subraya Politico. En las últimas elecciones legislativas, Emmanuel Macron perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y su decisión de utilizar el artículo 49.3 para llevar a cabo esta reforma vuelve a exponer su debilidad. Al imponer esta ley sin una votación real del Parlamento, el presidente francés se enfrenta a algo que parece una crisis constitucional, analiza también la oficina europea del New York Times.
Al imponer esta ley sin una votación real del Parlamento, el presidente francés se enfrenta a algo que parece una crisis constitucional. “No podemos excluir el riesgo de un nuevo levantamiento, como el que experimentó Francia con el movimiento de los chalecos amarillos”, estima The Economist. Una situación peligrosa, según el semanario, porque el presidente reelegido de 45 años, que “rebosa energía e ideas”, está recién en el primer año de su segundo mandato y que unas nuevas elecciones sin duda beneficiarían a los partidos extremistas.
De hecho, comenta Nicolás Vinocur en Político, esta crisis ha puesto en evidencia a un partido presidencial mucho más débil de lo que pensábamos y que no incluye a ninguna personalidad importante. Aunque el proyecto de ley sobre el programa nuclear ha sido aprobado en primera lectura, es de esperar que futuras reformas se frenen, pronostica el corresponsal económico de Frankfurter Allgemeine Zeitung, a pesar de que el alto nivel de deuda y la subida de los tipos de interés reducen el margen de maniobra de la política redistributiva. Ya, el año pasado, el servicio de la deuda ascendió a 42 mil millones de euros, podría llegar a 50 mil millones de euros este año.
Como otros analistas, el Frankfurter Allgemeine Zeitung destaca “el riesgo de que los franceses sigan a los estadounidenses, los británicos y los italianos y voten populistas”. “La violencia de las protestas por la reforma de las pensiones es algo malo, pero lo que nos dice sobre el futuro político del país es peor”, dijo Nicolás Vinocur. “La rébellion parlementaire” et le “chaos” qui gagnent le pays conduisent “ceux qui espèrent que la France restera fermement ancrée dans le camp libéral, favorable à l’UE et à l’OTAN, à se poser des questions”, poursuit- Él. Marine Le Pen está cuidando su perfil presidencial y ahora ve aumentar sus posibilidades de acceder al Elíseo, señala el comentarista de Politico.
Macron, sin saberlo, allana el camino para que el “ícono anti-UE” llegue al poder sería una “amarga ironía” de la historia, escribe el Handelsblatt. En esta hipótesis, apunta el diario económico, “no sólo Francia, sino la UE tendrían un problema”.
“En Alemania, hasta ahora hemos seguido de lejos los últimos enfrentamientos en Francia, puede que sea hora de preocuparse por eso”, dice die Zeit. Esta preocupación es compartida por Nikolaus Blome. “En la Cancillería Federal o en Auswärtiges Amt, ¿alguien tomó el teléfono para preguntarle al Elysée ‘¿qué podemos hacer por usted?'” mientras “el núcleo más central de los intereses alemanes – la comunidad franco-alemana para la UE y el euro- estalla ante sus ojos”, se pregunta el editorialista de Spiegel, que no duda en dramatizar la situación: “Bonn nunca ha sido Weimar, París podría convertirse en uno, somos sonámbulos”.
Nota de Redacción: Este informe ha sido traducido por la Mesa de Redacción de Minuto Digital Perú y el Instituto del Ahorro; se contó con el reporte del Instituto Montaigne publicado originalmente en el siguiente enlace que por su excepcional importancia amerita alcanzarlo en español a los estudiantes y académicos peruanos que no ven el problema de las pensiones, de la jubilación, de la longevidad en su conjunto: https://www.institutmontaigne.org/analyses/le-monde-vu-dailleurs-la-reforme-des-retraites-au-miroir-europeen
El autor, Bernardo Chapedelaine, fue asesor de asuntos exteriores. Chapedelaine estudió ciencias políticas y lengua y civilización rusas; entró en el Quai d’Orsay en 1985, donde ha desarrollado toda su carrera. En la administración central, tuvo que lidiar notablemente con crisis importantes (ex-Yugoslavia en 1992-4; Irak en 2003-7). En el extranjero, trabajó y ocupó responsabilidades en las secciones políticas de las embajadas francesas en Ankara, Berlín, Londres, Moscú, Tel Aviv; también fue jefe del servicio de prensa en Alemania y Rusia.
Imagen referencial vía Syndicat National Unitaire des Instituteurs, Professeurs des écoles et Pegc du Var.