En el Perú del siglo de la oscuridad -el XXI-, es muy fácil identificar a los que vienen a hablar, gritar, patear, dividir y enfrentar en nombre de “la izquierda” y usando a la vez, apropiándose a la vez, de la supuesta representación “del pueblo”, una mascarada que ya nadie permite que se siga nombrando como si fuera verdad. Por eso las izquierdas van disolviéndose a sí mismas en una rápida secuencia de explosión y autoexterminio repetible (lo repiten sus espejos del odio, sus otros “yo” de la esquizofrénica mirada de las tropas marxistas leninistas, maoístas y senderistas).
Los miles de nombres que se ponen los comunistas, porque eso son, comunistas, van desde “Patria roja”, “Bandera roja”, “Estrella roja”, “Ciudadanos por cambio”, “Nuevo Perú”, “Juntos por el Perú”, “Tierra y Libertad”, “Pueblo en marcha”, Movimiento al socialismo”, “Perú Libre”, “Bloque magisterial”, “Unidad democrática popular”, “Frente obrero, campesino, estudiantil”, “Humanistas”, “Concertación popular”, “partido comunista del Perú, por el luminoso sendero de…”, “partido comunista peruano unidad”, “partido socialista peruano”, “unidad y lucha”… etcétera, etcétera, etcétera… todos esos nombres, o marcas comerciales o cárteles políticos, porque sólo son para procesos electorales y luego se reagrupan en otras variaciones lingüísticas o se vuelven a dividir y colocar otro letrero, se suman a parecidas fachadas como: asamblea nacional popular, frente de los pueblos, parlamento popular, colectivo nacional de lucha por la nueva democracia, coordinadora de derechos humanos, comité de lucha por… y nuevamente, etcétera, etcétera, etcétera. No es una baraja de cuarenta cartas, son cuarenta barajas tramposas de cuarenta cartas falsas y similares cada una, donde lo que las inmortaliza es la estafa, la mentira, la demagogia, el delirio del populismo y la traición.
Las izquierdas del odio, la izquierda siendo odio, como es, como ha sido, como será siempre, impulsa slogans que no respeta: “por la memoria, por la reconciliación”, y sin embargo, borra de su memoria los miles de crímenes de lesa humanidad que desde las guerrillas de los años 60 inició, del sanguinario terrorismo genocida que con Sendero luminoso perpetró ocasionando no sólo decenas de miles de muertes, sino cientos de miles de afectados (viudas, viudos, huérfanos, padres viendo perder a sus hijos, familias rotas y a la deriva en una pobreza inimaginable, muertos en vida, temerosos de cada día).
No tienen memoria, pero exigen reconciliación: es decir, perdón para ellos, pero castigo a cualquiera que se haya puesto en su camino, sea víctima, sea como defensor de la patria y la familia, la vida y la nación. Y allí reside la esencia de sus odios, del gran odio de la izquierda a la Libertad, a la Democracia.
La izquierda es absolutamente repulsiva y hay que castigarla leyendo, estudiando, entonando el Himno Nacional, levantando nuestra Bandera, siendo patriotas, esa es nuestra tarea cada segundo de la vida, por el Perú que no debe estar temiendo a las izquierdas del odio, sino enterrándolas para siempre.
Imagen: portada del Informe Leda, Argentina