Los testimonios que hemos recogido en una serie muy amplia de entrevistas con militantes de partidos, movimientos o grupos de las izquierdas en el Perú, tomando como base que hayan tenido alguna participación electoral -alguna vez en los últimos 50 años-, nos revelan datos interesantes que los vamos a ir detallando progresivamente.
Es inobjetable que a la luz de los sucesos que van ocurriendo en el país, en especial luego de la derrota al partido comunista Sendero luminoso (las bandas criminales, siempre hay que mencionarlas por su nombre completo), las agrupaciones de la izquierdas han tratado de ir sacudiéndose de tres de sus títulos emblemáticos: “comunista, socialista, revolucionario”. Así, extinguieron por fracasos y por carencia de bases al Partido Comunista Peruano (de la era pro soviética y apodado “unidad”), al Partido Comunista Revolucionario (de los precursores caviares de la universidad Católica, cómodos hijos de la burguesía que idolatraba a Fidel y el Che, para luego convertirse en eternos succionadores de dineros del Estado mediante sus oenegés), a Vanguardia Revolucionaria (que tuvo como mayor fracaso a una de sus facciones, llamada “político-militar”) que pasó por diecisiete nombres posteriormente hasta llegar a denominarse otra vez “partido” y “socialista” pero sin tener militantes suficientes como para constituirse formalmente. Esos tres ejemplos, de más de cien que hemos ido recopilando, nos dan una mejor idea que cada intento electoral de las izquierdas, es muta y permuta de acuerdo a sus intereses y negocios del momento, sin importarles construir una plataforma de ideas y propuestas para el país. Son slogan, iras, odios, panfletos, gritos, discursos vacíos, resentimientos, cólera hacia todo lo que no pueden lograr, envidia hacia todo lo que es simbolo de trabajo y honestidad.
Por eso, las izquierdas peruanas no tiene salvación, están deambulando en lo mismo y con los mismos, hacia su extinción total, como ahora, que con otro nombre más negando el anterior – como cada año, como en cada elección, como en cada pelea con sus “hermanos”-, ahora la eterna perdedora de las izquierdas en conflicto ético y moral, doña Mendoza, ya con el peso de los años en su espalda y bolsillo, en las agendas e intereses contrapuestos, intenta otra vez, juntar firmas para inscribir un movimiento electorero, no un partido político porque carece de ideas y propuestas -siempre lo repetimos para que no se les olvide-, con la finalidad de sembrar alianzas extremistas ante sus fracasos, tratando de ser ella y solamente ella, la candidata a la presidencia de un país que no la quiere ni de congresista.
¿De qué vive? ¿Trabaja? ¿Cómo pide a otros lo que ella no puede demostrar? No se preocupen, ¿Saben porqué? Porque los mismos fanáticos y acomplejados, resentidos y odiadores de las izquierdas la van a demoler, desde adentro o desde sus costados, ya que la inocultable serie de tristezas de una izquierda perdida en sus odio y su caos, es un explosivo imposible de apagarse.
Imagen referencial, en redes sociales, ex candidata de la ultra izquierda en una labor tradicional que no ejecuta a diario