Los errores personales que se cometen en nombre de la libertad han crecido considerablemente en los últimos tiempos. Eso sucede cuando se piensa que la libertad absoluta es un derecho y uno puede tomar las decisiones que crea conveniente simplemente por el hecho de decidirlo y nada más.
Las personas que se encuentran en estas circunstancias pueden cometer atrocidades: suicidarse, o matar a otra persona, sin que nadie lo impida y el que lo quiere impedir “me está quitando la libertad”
Urge decirlo con frecuencia, que la libertad se tiene con la verdad y ésta apunta al bien y al reconocimiento de todo lo que se ha recibido para tener el bien y ser libres; por ejemplo la familia, donde los padres se han volcado en la formación de los hijos. La correspondencia a lo que se ha recibido, no se queda en un “gracias” sino en utilizar eso bueno que se ha recibido para pagar la deuda de amor, como dice el refrán: “amor con amor se paga”
Nadie debe decidir, en nombre de la libertad, no pagar la deuda que se tiene o romper los compromisos que ha adquirido. Cuando uno se compromete, con un juramento o porque hace una promesa. Lo que corresponde es cumplir con esa palabra que se dio.
Romper un compromiso familiar es penoso, se produce un daño, que muchas veces es irreparable. No se puede decir, en nombre de la libertad, que se ha tomado otra opción y que por lo tanto todos deben respetar su decisión.
Cuando alguien se aparta de su familia rompiendo un vínculo (un compromiso) lo habitual es que haya una pena muy grande en la casa. Es muy raro que alguien celebre ese tipo de decisión. Y esa situación, a no ser que exista otra circunstancia más grave, reduce la libertad y el prestigio de esa persona.
Todo dependerá siempre de las circunstancias. No se puede decir que una persona que se apartó de un compromiso es un traidor, hay situaciones difíciles que son difíciles de revertir y que lo conveniente podría ser dar un paso al costado.
A la persona que está sufriendo hay que animarla siempre, pero es necesario luchar para que estas situaciones de ruptura disminuyan muchísimo en la sociedad.
El relativismo de hoy está debilitando a muchas personas que viven en estas situaciones y que siguen sufriendo, porque les pareció que la decisión que tomaron de ruptura les iba a llevar a la libertad y no fue así. Está claro que no se puede generalizar.
Sin embargo es bueno tener en cuenta que la libertad siempre compromete a sacar algo adelante con el esfuerzo propio y responsabilidad.
El que se “escapa” de esfuerzos y responsabilidades puede estar entrando en una “burbuja” donde encuentra aplausos y alabanzas, pero luego entrará en una competividad llena de conflictos y traiciones para caer luego en la soledad, como es el caso, lamentablemente, de muchas personas, que al cabo de los años lamentan las decisiones que tomaron.
La libertad no es: “haz lo que te da la gana”, “tú decides”
La libertad es un compromiso con la verdad que nos saca de nosotros mismos para poder servir a los demás. Todo se puede arreglar, se trata de la mejoría de las personas, que sean felices y libres.
Cuando de verdad se quiere a los demás, la vida se convierte en un continuo servicio donde prima la generosidad y se derrota al egoísmo.