Por momentos es el centro de las noticias, muchos se ponen a mencionar dramas, crisis y complejos escenarios, otros son más avezados y pretenden confundir a las personas con sus limitadísimos conocimientos técnicos y sus abultadas frases de contenido político (es decir, lo que más daño hace) y finalmente frente a una tenaz arremetida de grupos de inmensa presión y de escaso poder, los trabajadores no ven lo que ocurre, no se enteran lo que sucede, no participan en el debate, en las propuestas, en las soluciones o en las posibilidades ciertas o inciertas de tener un horizonte previsional, un ahorro para las pensiones y jubilación, que sea sostenible en el tiempo.
Nos hablan de “pensiones dignas” y nadie define qué es eso. Por ejemplo, para Crisóstomo Chávez, obrero de construcción que percibe 1,800 soles al mes y está afiliado a una AFP, si lograse con sus aportes construir un Fondo Individual equivalente (S/ 300 mil soles) que le permita para llegar a esos mil ochocientos, ¿Obtendría una pensión digna o es poco o es indigna para cuando tenga 65 años de edad? En el caso de Martha Vicuña, ingeniera civil que gana 6,700 soles al mes trabajando en el Estado hace 32 años, ¿Será digno o es ofensivo e indigno recibir una pensión máxima de 893 soles en la ONP, donde los aportes no construyen un ahorro? Juan, Flor, Bernardo, Luis Alberto, Constanza… más de diez millones de peruanos y peruanas han aportado o están aportando a un sistema de pensiones (ya sea en la ONP, en una AFP, en el régimen militar o policial… de eso ni se habla, se les excluye de los intentos de proponer reformas y no legislaciones absurdas y nada inclusivas ni transversales).
Tenemos millones de dramas en curso, otros que ya se convirtieron en condena permanente y otros casos complejos en un futuro que desborda todo presente. Mientras tanto en el Gobierno no existe ni una sola propuesta técnica completa, sino algo que han recogido de un lado y otros, como si fuera una opción para afrontar la realidad previsional, pero no es nada, lo siento, no es una propuesta razonable, sustentada, sólida, duradera. Y en el Congreso de la República es algo terrible, allí hay dos discursos demagógicos en juego, viendo quien lo hace peor.
Sobre este duelo de ineptitudes, el Gremio privado (AFP, Seguros y Banca), la institución estatal (ONP con el MEF) y el inspirador y orientador Banco Central de Reserva, deberían estos tres pilares técnicos, hacer el trabajo de producir un Plan de Reforma e Impulso al sistema previsional peruano y en esta propuesta, no deberían participar ni el gobierno con sus cuadros políticos, ni el congreso con sus figuras políticas porque no construyen a favor del diálogo y no son especialistas en pensiones, en jubilación, en finanzas, en temas actuariales. Hay que hacer una labor de alfabetización previsional y financiera, educación sobre el mercado laboral y guías de comprensión sobre la economía familiar a los ministros, congresistas y dirigentes políticos antes que ellos se pongan a inventar un sistema de pensiones que parece más una lista de posibles víctimas (para el cogoteo con los impuestos, perdonen la comparación).
En este trípode no cabe la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) más que como entidad de apoyo tecnico, no como voz con un peso decisorio.
Las reformas, si te hablan de pensiones y de jubilación, son cosa seria, son tu vida en juego y pueden ser tu esperanza en condena. Los políticos no saben nada de pensiones, no conocen nada sobre la jubilación, sólo ven sus propios bolsillos y sus exclusivas normas para mirar desde lo alto a una multitud que se encuentra siempre abajo, perdiendo sus ahorros porque los gobiernos son incompetentes y obligan a los trabajadores a retirar y usar el dinero de sus pensiones, para sobrevivir ante las crisis que vivimos, y de las cuales, esos gobiernos son los culpables sin sanción alguna.
Epílogo: ¿Algún político ha propuesto devolver los ahorros que se retiraron en las AFP por millones de trabajadores, un ahorro que era para las pensiones, para la jubilación? Este es un tema de Estado, porque los gobiernos obligaron a que los afiliados de las AFP vean en sus ahorros previsionales, el dinero que les urgía para las deudas, angustias y necesidades del momento, perdiendo las inversiones y anhelos del futuro. Entonces, a esos ciudadanos, a esas familias, hay que devolverles la esperanza, ¿no les parece? Yo creo que sería justo y de eso, hablaremos pronto, para temor de los políticos incompetentes, muy pronto.