Una Ministra de Estado que nombra en los más altos cargos del ministerio a sus testigos de matrimonio (que carecen de destrezas y dominio de los puestos regalados); el Presidente del Congreso que tiene a su cuñada que dice que no es su cuñada, trabajando en su despacho con beneficios especiales (dice que no es su cuñada, porque no está casado y en consecuencia, no adquiere ese título a menos que esté inscrito el matrimonio en el Registro Civil) y que hace operaciones inmobilarias que logran multiplicar el valor de la compra de un terreno de 5,000 US en una operación que incrementa el nuevo precio de venta hasta los 250,000 US en poco tiempo; una Congresista que no trabaja en el Congreso porque ahora vive en los Estados Unidos (no viene al país, salvo para alguna excepcional ocasión); otra Congresista que dice que no le alcanza el salario que le da el parlamento, estaciona la lujosa camioneta de su hermano en la puerta del Congreso (pero tiene propiedades por más de dos millones de dólares en USA siendo ella comunista convicta y confesa); decenas de Congresistas que tienen títulos profesionales, maestrías, doctorados y una serie de especialidades que nadie entiende cómo las obtuvieron porque por ejemplo, siendo un requisito exigible el dominio de un segundo idioma -extranjero- para esos niveles educativos, ni siquiera saben hablar, leer o escribir el propio idioma con una mínima probidad.
Y miramos el panel de Ministros de Estado y en nuestra opinión, más de la mitad no deberían estar donde se encuentran. Y si miramos los viceministros, asesores, directores, gerentes… notamos que el Estado se encuentra invadido, dominado, envenenado por la incapacidad, la ineptitud, la mediocridad y el aprovechamiento indebido para que se posicione “el círculo de familiares y amigos de quien decide esos nombramientos”, todo lo cual produce más corrupción y la normalización de la impunidad.
Y si ampliamos la mirada hacia los gobiernos regionales, las más de 190 municipalidades provinciales o las más de 1,600 municipalidades distritales, donde si sumamos gobernadores y consejeros regionales, alcaldes y regidores provinciales y distritales, gerentes municipales y asesores, se cuentan más de 20,000 sinverguenzas elegidos por el pueblo… que después se lamenta de su propio voto.
Y a todos estos “don nadie y doñas nada” les pagamos de nuestro dinero, para que nos roben, nos mientan y en algunos casos, hasta nos maten. ¿Se dan cuenta que todo nace en el Voto Ciudadano?
Somos los ciudadanos, verdaderos gerentes de recursos humanos, y entonces, tenemos que hacer selección de personal y no acumulación de destajeros del delito. Y si no hay por quien votar, NO se vota, que gane el NO voto y se vuelva a seleccionar gente, no malhechores.
Hay que hacer limpieza cívica. Que las decepciones -tantas decepciones-, nos impulsen a esa limpieza.
Nota de Redacción: Agradezco la colaboración de Arena Constanza y Marisol Llerena, en las reflexiones previas para escribir este artículo.