Es irracional lo que ocurre en el país, cuando por un lado el gobierno de la pareja presidencial no hace nada positivo y se dedica gastar millones en su propia imagen de propaganda, el Congreso sigue en sus enredos folklóricos de maleantes, sinverguenzas, coimeros y tal vez, quizás dos o tres que se salvan pero no salvan al resto, un mancha de 26 partidos políticos reconocidos por el impresentable y poco ejemplar Jurado Nacional de Elecciones y una asquerosa prensa alquilada a centavos del lagarto y pesetas de las oenegés caviares que quieren seguir usando nuestros impuestos para destruir lo que sea que resulte un obstáculo a sus perversiones. Ese es el Perú del siglo XXI, el siglo de la oscuridad. ¿No lo ves?
Es indefendible “Dina, la AC-sina”, es indefendible “cara de concreto” Otárola, su jefe, amo y ordenador de atrocidades; son indefendibles sus -no sé de donde los sacaron- ministros y vice ministros y su enorme tropa de asesores, como que son “un poco mejor que los del burro, pero del mismo establo”. ¿O no?
Amigos y no amigos: El gobierno y el congreso no hacen nada bueno por el Perú, ¿Y nosotros, nos vamos a seguir quedando callados, o qué? No hay ni una sola institución al lado de los ciudadanos y sus familias y todo es corrupción, desidia e impunidad. Y para colmo, salen leyes represivas contra los peruanos que son víctimas de la delincuencia, permitiendo que los extorsionadores vestidos de Policías tengan libertad para agredir y detener a cualquiera bajo la “presunción” que “podría cometer o estar pensando en cometer un delito”. ¿Se dan cuenta que eso es autoritarismo y una perversa y terrible manipulación de la legislación, que no va a solucionar el problema, sino a dirigir la responsabilidad contra las víctimas del delito?
Para detener los abusos “oficiales” del gobierno y del Congreso, hay que participar, aunque ello implique ingresar en la pelea sucia de la cochinada política, pero para limpiarla de una vez por todas. ¿Te atreves?