Luis del Pino @ldpsincomplejos escribe en @libertaddigital y es Director del programa de tertulia política Sin Complejos en esradio.libertaddigital.com
Aprende a gestionar tu ego
1) Lo primero que aprendes al llegar a Twitter es que no eres Shakespeare, ni Einstein, ni Winston Churchill, ni Ramón Gómez de la Serna…
2) Pones ese artículo que tanto te ha costado escribir, ese tuit especialmente meditado, ese comentario inteligente del que tan orgulloso te sientes…y consigues solo 10 retuits y 26 megustas. Y la reacción inicial es culpar a la audiencia: no saben apreciar tu genialidad.
3) La cruda realidad es que no eres tan inteligente, ni tan brillante, ni tan ingenioso, ni tan buen escritor como tu mismo piensas. Quizá seas interesante. Tal vez incluso superior a la media. Pero Shakespeare solo hay uno y ese uno no eres tu. Aprende a aceptarlo.
4) En los medios de comunicación tradicionales, publicabas tu columna y tu éxito personal quedaba camuflado en el conjunto: si se vendían 100.000 ejemplares, nada te impedía contarte la mentira de que los 100.000 lectores seguían tu columna ávidamente.
5) Pero en Twitter (y en general en Internet) tenemos manera de saber cuánta gente nos lee precisamente a nosotros. Y el resultado es casi siempre descorazonador: no somos tan interesantes para el mundo como nosotros mismos creíamos.
6) Y eso es solo el principio. Después de descubrir que no eres el genio que piensas, constatas horrorizado algo todavía más alarmante: que ahí afuera hay muchos que son mejores que tú. Bastante mejores.
7) En Twitter hay miles de personas más brillantes que tú, más inteligentes que tú, más ingeniosas que tú y mejores escritores que tú. Y con más éxito de audiencia que tú. Si quieres tener impacto, no basta con ser bueno: necesitas ser mejor que tantos otros.
8) Porque el tiempo de cada potencial lector es limitado. Y solo te harán el favor de concederte parte de su tiempo (¡porque te están haciendo un favor, recuérdalo!) si lo que dices merece REALMENTE la pena.
9) Aprende a vivir con eso. Aprende a ser razonablemente humilde. Aprende a agradecer el inmenso favor que la gente te hace al leerte. Aprende a sujetar tu ego y a ponerlo en su justo sitio.
10) Si consigues pasar esa prueba, entonces lo que te espera es un tiempo larguíiiiiisimo de trabajo constante, mientras te construyes poco a poco una audiencia. Pero si no eres capaz de vencer a tu ego, dedícate a otra cosa, porque Twitter nunca será para ti.
Aprende a gestionar las interacciones
11) Pérez Reverte, Pedro J. Ramírez o El Rubius ya tienen creada una imagen de marca fuera de Twitter, así que se pueden permitir el lujo de tuitear 10 minutos al día o un día a la semana. Tú no.
12) La mayoría de nosotros somos unos puñeteros mindundis, a los que solo nuestra madre reconocería en condiciones de baja iluminación. Así que si quieres crearte una audiencia, tendrás que currártela. Y eso implica dedicarle tiempo.
13) Tener éxito en Twitter es, en buena medida, cuestión de suerte. Pero hay una regla infalible: el que dedica dos horas a trabajarse el tema, suele tener el doble de suerte que el que solo dedica una.
14) Y trabajarse el tema quiere decir algo muy simple: entender que Twitter no es un lugar para soltar un discurso, sino para mantener conversaciones. Y las conversaciones son, como mínimo, cosa de dos.
15) Si quieres soltar discursos, ábrete un blog. Twitter NO es un blog, sino un lugar donde interaccionar. Para crecer en audiencia, debes decir cosas interesantes. Pero la VELOCIDAD a la que crezcas dependerá de lo que interacciones.
16) Y la razón es muy simple: de la misma forma que a ti te gusta que te lean y que te hagan caso, a aquellos que te leen también les gusta ser escuchados. No pretendas que la gente te escuche si tú no estás dispuesto a escucharles a ellos.
17) Míralo de este modo: pudiendo elegir entre dos personas que dicen cosas similarmente interesantes, ¿a quién dedicarías tú tu atención? ¿Al que te ignora o al que te devuelve parte de la atención que tú le dedicas?
18) Pero existe otra razón más para aprender a escuchar: es metafísicamente imposible tener la razón en todo. Siempre habrá cosas en las que te equivoques, siempre habrá matices que puedas mejorar. Y el escuchar te ayudará a decir tú mismo cosas más interesantes.
19) Eso no quiere decir, ojo, que debas interaccionar con cada mensaje y con cada perfil. Al contrario: la interacción es valiosa cuando no es universal. Aprende a ser selectivo. Contestar por contestar es tontería. De lo que se trata es de conversar. Cuando merezca la pena.
20) De hecho, cuando contestas a aquello que más interesante te parece o cuando retuiteas cosas que crees que merecen la pena, estás inconscientemente enseñando a otros a mejorar la calidad de sus propios tuits. Haz pedagogía siendo selectivo.
Aprende a discutir
21) En cuanto a las discusiones, no te apresures a contestar. Mira antes el TL de tu interlocutor. Cerciórate, por ejemplo, de que no es una ironía eso que te pareció una ofensa. Intenta entender qué te está diciendo realmente.
22) No contestes nunca a un troll, ni a un fanático, salvo si te ponen muy a huevo propinarles un zasca. No pierdas tu tiempo con ellos. Bloquea con rapidez y sin contemplaciones. Reducirás el ruido y podrás concentrarte en lo importante.
23) Cuidado con los troles que simulan ser “de tu bando”. Son los más peligrosos y los que más rápido debes bloquear. No permitas que te ensucien el TL con mensajes supuestamente “amigos” que a ti mismo te repugnan.
24) No olvides nunca la Regla de Oro de Twitter: tu objetivo principal no es convencer a tu interlocutor, sino A LOS QUE OS LEEN A LOS DOS. Tenlo en cuenta antes de poner cada mensaje.
25) Redacta tus mensajes pensando en cómo los leerán los dudosos. A los ya convencidos no necesitas convencerles. Intenta entender cómo piensan los dudosos y por qué. Y ajusta tus argumentos pensando en eso.
26) No pretendas convencer de inmediato. Es casi imposible que las personas cambien de opinión al instante. Para convencer, siembra primero la duda. Solo MUCHO tiempo después de albergar la duda puede alguien cambiar de opinión.
27) No te empeñes siempre en decir la última palabra. A veces, para convencer, es necesario que sea el otro el que la diga. Las personas heridas en su orgullo se vuelven refractarias a tus opiniones. Y eso dificulta tu objetivo, que es precisamente convencerlas.
28) Vencer en una discusión no consiste en quedar como más ingenioso, más listo o mejor informado. En una discusión solo vence el que convence, incluso aunque parezca que ha quedado como un tonto. El mayor enemigo de un activista es…su propio ego.
29) No juzgues nunca los hechos según quién los comete. Las cosas están bien o están mal en si mismas. Si disculpas, minimizas o niegas un defecto en “los tuyos”, careces de credibilidad para criticar ese mismo defecto en “los de enfrente”. Y te expones a un buen zasca.
30) No permitas, en una discusión, que se mezclen temas o se cambie de asunto. Céntrate en lo que te A TI te interese en cada momento. Las discusiones confusas no permiten convencer a nadie y son, por tanto, una pérdida de tiempo.
y 31) Antes de poner un mensaje, léelo y hazte un pregunta: ¿puede ser malinterpretado o puede ser sacado de contexto? Si es así, cámbialo. Y si pones un hilo, numéralo SIEMPRE. Eso evita que cada mensaje individual pueda maliciosamente sacarse de contexto.
Si siguen Vds. estos consejos, no está garantizado que tengan éxito en Twitter. Pero tendrán más posibilidades de conseguirlo. Y lo que es más importante: disfrutarán más de su experiencia en esa red social.