Durante las última semanas, varias noticias han coincidido en algo que, salvadas las distancias, es de preocupación creciente, al enterarnos que como en una disputa de fichajes deportivos, la gran mayoría de los 24 partidos reconocidos hasta el momento en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) mueven sus hilos para atraer o afiliar a personajes tan variados como un distinguido empresario y hasta un prontuariado y violento agresor. Dicen que eso es ahora la política peruana, un espacio donde confluyen las personas y la escoria humana. Inaceptable.
Este tema no es privilegio de unos cuantos, de unos pocos o de algunas excepciones, sino de la mayoría de quienes se creen con autoridad moral y altura profesional para gobernar el país. ¿Ustedes les creen?
Tendremos en consecuencia, no sólo a convictos terroristas, corruptos, estafadores, violadores, pedófilos, ladrones, falsificadores de documentos y de tesis profesionales, compra títulos de “magister y doctorado” sino también a pega mujeres, ataca ancianos, cobardes lanza puños, miserables huidizos del delito y cómo no, a los émulos de un candidato a la presidencia que mientras engañaba a su esposa e hijos, huía de la escena del crímen porque se incendiaba “el nido del amor”.
Veinticuatro partidos que son, se dicen, la reserva moral del Perú y van a ser cerca de treinta hasta el 2026, llenos de tramposos y trampas para llegar al poder local, provincial, regional y nacional, porque la reforma política de los caviares se los permitió y como en el Congreso de hoy y en el gobierno están sentadas las mismas sangres contaminadas, este drama adquirirá legitimidad procesal y legalidad en sus resultados, es decir, se elegirán más ladrones, más pervertidos y más estafadores.
Si me preguntan qué se puede hacer, no lo sé, porque no sé mentir. Pero si me preguntan qué es lo que creo que se podría hacer, no les respondo, porque puedo ser considerada una nueva extremista de la democracia y la libertad, y eso, se persigue y se condena en nuestra Patria.