Son muy jóvenes, se han preparado con mucho esfuerzo y dedicación, están ansiosas de lograr el mejor resultado y seguir avanzando para conquistar lo que nadie se imagina, son interesantes en sus ideas, son transparentes en sus sueños, son mujeres que conquistan con alegría y abrazan con entusiasmo, son la nueva voz de todos, el nuevo rostro de muchos; son mujeres y causan aplauso pero, hay una envidia flotando hacia ellas, una mala señal que nos debe poner alertas.
Escucho atentamente la canción de Julieta Venegas y pienso cuánto se pudo hacer en el tiempo, si en vez de mirar y ser indiferentes, hubiéramos observado y actuado todas juntas, pero como sociedad, con los que sabiendo de tantos golpes de palabra y contra el cuerpo, contra el progreso personal y familiar, se hubieran puesto delante y atrás, protegiendo y cuidando a las que dan la vida, las mujeres.
Tenemos que estar muy alertas, en cada empresa, oficina, campo de cultivo, embarcación, fábrica, cocina y comedor, en cada iglesia y oenegé, en cada teatro y concierto, en los parques y playas, al ir al cine o a un centro comercial, en el estadio, colegios y universidades, en todos lados y a toda hora, porque aún se siente la oscura presencia de una muralla de envidia “machista” que no debería de existir en un país que tiene que cambiar esa vieja tendencia tan peruana que postergaba, anulaba, escondía los talentos y oportunidades femeninas. Ya no más.
Por eso les decía lo de la canción de Julieta Venegas y esa frase tan buena que exclama: “Las mujeres se están rebelando, los hombres no saben qué hacer”.
Asú que, puede que te ocurra o a una mujer cerca de tí, pero ahora es usual en oficinas y no se corrige con mirar al fondo, si te atacan cerca. Hay que hablar, hay que decirlo: que no te apabullen esos que se creen superiores y no lo son, que no te callen el talento los que lo tienen inferior al tuyo, que no se acabe tu hermosa paciencia y extraordinaria dignidad para que tu respuesta sea siempre contundente: revelate y rebélate, esas dos expresiones son tuyas, brillante Mujer dueña del amor.