Tengo que unirme a mis amigos, en la indignación colectiva que nos han producido dos hipócritas de la libertad, dos sinverguenzas que usan las redes sociales para infiltrarse en medio de los que combatimos a las izquierdas del odio, de la violencia y del resentimiento, que tanto daño hacen y que solamente esperan el momento para dar su zarpaso y hacerse los que “se revelan” como lo que son: chavistas de closet, enchufados.
Un hecho de irrespeto hacia la autoridad policial peruana, desempolvó a los escondidos en la redes, un suceso que bien pudo ser fruto de fanatismos deportivos o esa forma de “sacar pica” que a veces ocurre en un encuentro futbolístico, develó el rostro de los que escondidos en una supuesta lucha por Venezuela, en realidad lucran por los que mueren y son encarcelados, mientras gozan de millonarios recursos en playas de Miami, compran como dueños del mundo en los las zonas lujosas de Madrid, gastan decenas sino cientos de miles en los casinos de Montecarlo o los barrios de la rumba colombiana.
Ya los detectamos en su miserable vocería y les decimos: “ni rincones, ni melones”, porque son como los de la CNN que se enfrascan en defender a Maduro, su papi, y al pajarito que le cuenta a quien fusilar.
Podrán esos rincones y melonis engañar a cien, a mil, a un millón, pero no siembran, no sembrarán ya, nunca más; el engaño caviar, la mentira progre, el enfado rojo de las brigadas asesinas bolivarianas que jamás han enfrentado se ha descubierto.
Se los dijo nuestro Director: “¿Quieren debatir? vamos entonces a Venezuela, vamos a debatir delante de sus compatriotas, vamos a dar la pelea al comunismo, sin temores. A ver pues, si yo voy preso, seguiré luchando por un país que no los merece. ¿Lo harán ustedes?”
Los cobardes, los mentirosos, los rincones y melones, han claudicado otra vez.
Que nadie les vuelva a creer, sobretodo al más traidor, que dice, que dice que va a ser presidente.