El periodismo de investigación no existe en el Perú, salvo contadísimas excepciones individuales, que son dignas de destacarse y que son el resultado de verdaderos trabajos de conquista informativa, estructura y concentración, búsqueda en los sitios ocultos, interpretación precisa de cada hallazgo, alianza con fuentes de absoluta credibilidad, protección a los que brindan testimonios y evidencias, es decir, un trabajo cien por ciento profesional. Todo eso, lo hacen dos, hasta tres periodistas peruanos, nadie más.
El muy mal nombrado “periodismo de investigación” es un copy paste, es la reproducción exagerada en el comentario y en la noticia, de la venta y entrega por intereses de parte, de filtraciones de conversaciones, adulteración y alteración de comunicaciones que se obtienen y procesan en la clandestinidad donde se ocultan los equipos de interceptación que se compraron durante el gobierno de Ollanta Humala -¿qué raro no? cuando estaba en el círculo del poder nada más y nada menos que Alberto Otárola, ¿qué raro, no?-. Esos equipos de orígen israelí, valorizados en cerca de US 50 millones de dólares, como el “Pegasus System” vienen siendo usados en el país, pero nadie sabe quiénes lo operan, dónde se encuentran y bajo qué mando se decide cada acción y la entrega escondida de esa información para perjudicar a diversas autoridades.
Pegasus, el principal sistema operativo, es un moderno espionaje, sofisticado, un tipo de aplicación que suele conocerse como “spywere”, que se instala sin que tes des cuenta en tu celular o en tu computadora portátil a través de algún enlace -por muy insignificante que parezca- aprovecha las vulnerabilidades del sistema operativo al introducirse en segundo plano y permite espiar remotamente lo que haces a través de tus propios dispositivos, almacenando todo lo que hablas o escribes. ¿Qué te parece?
“El agente de inteligencia, el atacante puede pedirle a este tipo de malware bajar tus comunicaciones o que lea tus mensajes de texto o tus llamadas, que obtenga contraseñas, o que te localice a través de GPS. También puede acceder a tus fotografías y robarlas, o acceder a tu información de aplicaciones y redes sociales, pudiendo leer tus conversaciones en iMessage, WhatsApp y Telegram o las cosas que publicas y en especial, puede modificarlas, cambiando el texto, fotografías, documentos y voz original”
Miren ustedes. En junio de 2022 publicamos lo siguiente:
La existencia de redes y servicios de interceptación telefónica -principalmente- es un hecho tan cierto, como cada “destape” supuestamente periodístico que semana a semana se anuncia en el país y queda registrado como una crónica con valor disminuído, porque carece de efectos legales y también, carece de impacto secuencial. A cada revelación, le sigue un adormecimiento ciudadano, que es justamente lo que se trata de hacer con algunos de esos operativos (porque no son destapes ni investigaciones).
“Operamos adicionalmente con el sistema Pegasus hace seis meses -nos dice Juan, agente de la DINI, Dirección Nacional de Inteligencia, 36 años, instructor operativo, quien fue capacitado en cinco ocasiones en Israel, desde el año 2015, primero por Verint Systems Ltd., una compañía israelí de inteligencia electrónica que comercializa tecnología de última generación en el campo de las interceptaciones y vigilancia de las comunicaciones, para luego ser entrenado en el sistema multipropósitos Pegasus, un spyware de amplia gama, creado por la empresa israelí NSO Group, definido como uno de los “virus’ más penetrantes y sofisticados del mundo del ciberespionaje. Juan es uno de los doce miembros del primero de doce grupos de élite de la DINI encargados de extender las habilidades operativas a otros agentes”
Hablamos de sistemas de espionaje e interceptación o “chuponeo” de varias generaciones, adaptaciones y formulaciones: Pegasus, Reliant, Constelación. Y a cada sistema le pertecene un Plan Operativo, como por ejemplo el Proyecto Pisco (base G3 Reliant) comprado durante el gobierno de Ollanta Humala a Verint Systems Ltd. Mediante este Proyecto se interceptaron simultáneamente tres mil líneas telefónicas de políticos opositores y del propio gobierno -como a la ex primera Vice Presidente Marisol Espinoza-, a empresarios, periodistas independientes, miembros de las Fuerzas Armadas y mandos de la Policía Nacional-, usando el pretexto que iba a ser empleado en la lucha contra la criminalidad organizada y el narcotráfico.
“Cada tres días tenemos reuniones donde vienen agentes operativos del G2 de Cuba bajo el seudónimo ‘los bateadores’; ellos son los que introducen los objetivos de las acciones de espionaje, interceptación y extracción de información. Pero no son los únicos que tenemos aquí, porque desde el gobierno de Vizcarra ya estaban rotando instructores del SEBIN que ingresaron por Tumbes, siendo miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional venezolano -calificado por organizaciones de derechos humanos como instrumento de persecución política- y ellos son en realidad los que más interés ponen en nuestro planeamiento” afirma Juan.
La DINI es solamente una parte de la telaraña, es lo que podría denominarse la fachada “oficial”. Lo realmente asombroso es que se ha creado una Red Paralela que alimenta las acciones y planes operativos desde una esfera privada, teniendo como rostros visibles a empresas de seguridad y grupos de asesoría y análisis político que poseen esos equipos o usan la información que se les siembra para que a su vez, la adecúen a las campañas de sicosociales o respuestas inmediatas por los medios de comunicación.
La DINI cumple una parte de las labores, pero el procesamiento y ejecución va de la mano con unidades fantasma que están en manos de grupos financieros ahora, para que así no se relacione al gobierno con las actividades irregulares de espionaje, interceptación o manipulación de la información que siempre es desviada hacia algunos medios de comunicación y sus también, medios virtuales, los que se formaron a rapíz de la pandemia para expandir los canales de impacto. Algo así como “desde el epicentro, hacia afuera”.
Pero todo esto “no es todo”. Nos informan reservadamente que se ha estado probando nuevamente un software espía similar a “Pegasus” de la desprestigiada compañía italiana Hacking Team. Este sistema satelital ejercía funciones de control remoto contra ciudadanos por medio de sus plataformas “Da Vinci” y “Galileo” que han sido perfeccionadas ahora y ofrecidas a diversas entidades públicas y privadas; otro sistema espía de la empresa israelí Candiru, que se especializa en crear herramientas de modificación y pirateo informático para lograr acceso de forma ilegítima a ordenadores y servidores con “paquetes” de software maligno está en uso, según nuestras fuentes, y finalmente, se ha contado con el asesoramiento de una empresa también israelí, denominada Black Cube, cuya sede en Madrid fue contactada hace varios años por la embajada del Perú y nada se ha dicho al respecto. Black Cube es muy cuidadosa, no introduce sistemas operativos sino acciones directas en base a la data que le entregan, para desacreditar políticos opositores y personajes públicos, así como interterfir en elecciones.
El Perú es uno de los países con mayor gama de sistemas, equipos y proyectos implementados de interceptación ilegal en las comunicaciones, teniendo todo un abanico de unidades de fachada que operan fuera de la ley. Este engranaje de inteligencia paralela, domina cada cambio de gobierno y ofrece sus operaciones a cambio de mayor poder y ascensos en la estructura del Estado. Este andamiaje informal que usa lo formal para atacar y prevalecer como un poder oculto pero ejercido sin piedad, está en línea de comunicación con nexos de los medios, que son los que reciben las filtraciones para su difusión como si fueran investigaciones de rigor, sin serlo. En otras palabras: se han adueñado de los equipos, para usarlos fuera de la esfera de control del Estado y así crear un poder de presión.
La información es muy valiosa y hay varias “fábricas” de información planeando conspiraciones, extorsión, chantaje y acomodos políticos y financieros. Todo tiene un precio, todo, en especial, la justicia.