¿El barco pirata se convierte en “yate lujoso”, la combi asesina en ambulancia, el asaltante en mendigo y la oenegé en casa de estudios y referente de la academia? Es increíble pero ocurre en un país donde el cinismo es la carta de actuación de los políticos enfundados en el vestido de la izquierda del odio, una ropa sucia de alquiler, como es de hipoteca su precaria dignidad, aburrida vanidad, repugnante soberbia.
El daño de los que se dicen ser defensores de los pobres, pero los engañan para exprimirlos y usarlos en su camino al poder, es un daño de maldad repetida, que se usa y recicla en los mismos rostros con un aire contaminado de demagogia y populismo. Así trabaja y se mueve -y se muere- la izquierda rentada, la izquierda que cobra por acompañar a un grupo de trabajadores hasta la puerta del Congreso y que pide dinero si se trata de una foto para algún medio de comunicación que es de su tendencia. Nada es gratis o mejor dicho, ya no es una dirigencia convencida de la solidaridad o activismo ideológico compartido, sino que hay un mercantilismo, una rentabilidad “esperada” en cada acto político donde participa un dirigente o un representante de alguno de los cientos de grupitos de izquierda, porque son jaladores de publicidad para algunos medios.
Por ejemplo, es común que “algunos figuretis” de la izquierda salgan corriendo desde sus oficinas hacia una zona cercana -que ha sido previamente acondicionada-, para “acompañar” a grupos de huelguistas o manifestantes que banderola en mano y megáfonos estridentes, lanzan sus arengas y proclamas, a fin de hacerse presente y decir algunas frases incoherentes, gritar como ellos, retornar a su oficina y llamar para saber si la noticia saldrá esa tarde o al día siguiente en algún canal de TV, radio o periódico de la misma tendencia. Pero además, sus asesores y asistentes, sus compañeros y camaradas ya saben que tienen que hacer “seguimiento de la noticia” y constatar si se pagó lo previamente convenido o quedan deudas pendientes de cobro, porque esos manifestantes, “no la hacen solos”. ¿Cuánto cuesta un político de izquierda que te asegura que un medio dará cobertura a la noticia de tu grupo, si es que él o ella está en el momento esperado?
No solo son “mochasueldos”, también han descubierto como ingreso “el cobro por minuto” cuando vienen al frontis del Congreso o “el cobro por acompañamiento en marchas”, “el cobro por visita a locales sindicales o de agrupaciones vecinales”. Ese es el rumor creciente sobre el que estamos investigando. ¿Qué les parece? ¿Cuánto cuesta un político de izquierda que va a tu “marcha” o protesta?