A falta de candidaturas fuertes, convocantes y virtuosas, ante la ausencia de partidos políticos, la mayoría de los medios de comunicación que anidan entre la perversión y el sucio mercantilismo (aliados además de los beneficiados por Odebrecht y las mafias de las adendas), se ha comenzado a lanzar nombres y “soluciones” del peor nivel moral, de la más rancia deshonestidad, del más asqueroso antecedente y para matizar entre los extremos, de la burla ofensiva y agresiva, hecha supuesta “seriedad” para postular a la presidencia.
No, no se trata de un sicosocial, sino de una abierta campaña demoledora de lo poquísimo que subsiste en la idea de “democracia”, fragilidad de principios que deben ser destrozados por los que quieren hacer del país, el fango sobre el cual se posen sus negocios. Eso es evidente y en esa evidencia se amontonan elementos nocivos, que provienen de la farándula más repugnante, esa que idiotiza, vulgariza y denigra a las personas pero ahora, “se convierte en el pontificado de la esperanza popular”. Vaya estupidez, porque no estamos en la angustia de la opresión, ni ante el pelotón de fusilamiento, sino en el tiempo de espera del calendario de retirada del gobierno, o del calendario electoral que se debe producir en el año 2026.
Y es en tal escenario, que los partidos deben organizar sus estructuras y candidaturas, en vez de estar apuntando a la lotería de poner a cualquiera para hacer del país, cualquier cosa.
Los perniciosos medios de comunicación peruanos, no pueden ordenar que los ciudadanos decidan desde ahora, entre un asesino y un Don Nada, que además, viene a ser un Don Nadie, que ni siquiera puede expresar una idea seria y concreta, sustentada y sostenible, en cualquier campo de la búsqueda de soluciones en la gestión pública que padecemos hace décadas y se ha hecho aún peor, con el gobierno de Castillo, Cerrón, Boluarte y sus socios caviares.
Mermeleros y periodistas de renta de los bajos fondos, burlándose de la frágil democracia, proponen a cualquier estropajo para sembrar la idea de que es posible que se convierta en la solución y hasta le ponen similitudes inexistentes con dignatarios de éxito en otras naciones. ¡Vaya estupidez!
No permitamos que se siga con el cuento de la ironía y la maldad contra el Perú.
No permitamos que criminales, que convictos, que ofensores de la dignidad de las personas, se hagan de un espacio en la política, para hacerla finalmente, el ocaso de la Libertad y la condena a la Democracia.
Busquemos a los mejores profesionales, a los mejores empresarios, a las mejores personas -que las tenemos en el país y en abundancia-, para reconstruir el camino de la participación ciudadana y así tener buenos gobiernos y no el teatro del absurdo que nunca acaba y anuncia otra temporada más de maldad.
Imagen de portada, captura de pantalla, Latina. Sin alusión ni relación con alguna persona.