Eran incansables en los 70 y 90’s y ahora son inaguantables los del espectro difuso de las izquierdas del odio, las izquierdas bipolares, las izquierdas subversivas, las izquierdas caviares y todo ese sancochado de puro hueso sin pellejo que se amontona en los medios de comunicación que ya nadie compra, como en las redes sociales -en especial-, ahora convertidas en el cadalso rojo, donde trataban de ver si chapaban algo de respaldo o lograban movilizar con alguna iniciativa, siquiera a un incauto más. Pero, no lo logran, cada vez son menos y de la nada se vislumbra su soledad y claudicación.
Y es que ya no saben de qué protestar, a quién atacar, cómo victmizarse. Nadie les cree nada, porque son eso y a eso van: a la nada, extinción absoluta. ¿No le quedan discursos a las izquierdas extremistas ni a los caviares? No, ni siquiera suman militancia, ni activistas. Son “poseros” que claman por limosnas y placer, son “lo que sea, por lo que sea” y han sido descubiertos en sus usos y costumbres degradantes, viviendo del Estado casi permanentemente, succionando del presupuesto de los más pobres para que sean más pobres todavía. Ese comportamiento mezquino, podríamos decir “criminal”, es la consecuencia de años haciendo lo imposible para destruir el éxito ajeno, el progreso que tanto cuesta construirlo, el camino al desarrollo que ellos sólo saben bloquear e impedir que renazca.
Fíjense cada semana, algo les sale de sus llagas auto infringidas a los caviares para armar discursos, pero no les funciona esa vieja estrategia de odio a todo. Inventan, reniegan, acusan, señalan cobardemente y siguen en lo mismo, ocasionando que los jóvenes les rechazen, que los trabajadores no les crean, que las mujeres sientan asco por esas expresiones ofensivas sobre lo femenino, queriendo reemplazarlo por eso que se dice “feminista”, un juego de palabras para hacer de la Mujer un instrumento del cártel político de la agenda globalista.
Hablen lo que quieran, nadie le da valor a sus palabras, sinverguenzas del marxismo cobarde que ya no se quiere presentar como lo que es: comunismo, subversión, resentimiento y terrorismo, por un lado visible; y asolapados, reconversos, transfugas e inventores de historias, en el lado menos escandaloso, pero igual de repudiable.
Imagen referencial, en redes sociales