Perdemos el tiempo y parece que nos gusta o lo hacemos porque creemos que es hora de dar esa pelea virtual con lo peor de la sociedad (y la suciedad política), a fin de sentirnos realizados en la batalla campal que se libra a diario en las redes sociales, que siendo interesantes y anecdóticas, no son lo primordial en cuanto “al con quien y porqué te peleas o discutes”, ya que los resultados no existen ni para un lado, ni para el otro, simplemente son pérdida de tiempo y demostración que cada cual tiene ideas o carece de las mismas, que unos son el insulto hecho escritura y lenguaje y en otros, la calidad de los argumentos chocan contra el muro de la ignorancia y el fanatismo de las izquierdas del odio. Es así.
Discutimos estupideces con estúpidos, porque también -es cierto- los que sabemos de algo o de mucho, nos autonombramos “sabios”, “intelecto insuperable” y/o dueños de la verdad, la nuestra. En esa vanidad que se acumula con la soberbia, siendo cierto el don de la sabiduría y la inteligencia, estamos pendientes de las tonterías que escriben o dicen los estúpidos que proceden de las izquierdas del odio, incendiando el diálogo, atacando por la retaguardia, cobardemente cuando sus soledades y deshonestidad intelectual están bajo los escombros de su arrogancia llamada ignorancia. Es así.
Les damos espacio a nuestro nivel, estando ellos bajo fango, No es así pues.
“Es que -Ricardo-, ¿No entiendes que hay que dar la pelea todos los días para ponerlos en su sitio?”. Eso no es pelea, es pérdida de tiempo, es concederles proporcionalidad y eso, es una tontería. Los ignorantes confesos de las izquierdas del odio, no pueden ser inteligentes conversos, menos aún si se trata de los comunistas, socialistas, progres, o esos que se llaman “del buen vivir” -caviar teatral-, o como quieran denominarse. Estamos descendiendo. No es así pues.
A los de la vereda explosiva de la subversión, no se les responde, se les golpea con la verdad y punto. Y lo que digan, lo que escriban, lo que sus histerias colectivas produzcan, ni responderles, no vale la pena, no valen nada, no son nada ni nadie.
Para construir esperanzas, para llevar soluciones que sean respuesta y sostenibilidad en el tiempo -de lo realizado con eficiencia, honestidad, celeridad y eficacia-, se necesitan Ideas y Propuestas, algo que jamás han tenido, tienen o tendrán los de las izquierdas del odio. Entonces, ¿para qué discutir con los carentes de ideas y negadores de propuestas?
Dignidad amigos, dignidad y cero pérdida de tiempo. El Perú requiere los brazos y mentes de los buenos ciudadanos y de sus familias, en un esfuerzo conjunto donde el odio, la violencia y el antipatriotismo no tengan cabida, porque el daño no se puede dejar inocular, se repele.
Los peruanos unidos, ya vencimos al terrorismo de las izquierdas del odio y frente a los nuevos enemigos de adentro, seamos razón y golpes de indiferencia, suficiente terapia frente la estupidez.