Un país no se sostiene en la inestabilidad, en el retroceso ni en la desconfianza. Querer reemplazar el valor e importancia prioritaria de la inversión privada, con el aumento exorbitante del presupuesto público, como si pagar planillas improductivas fuera “inversión” es una locura y no solo ignorancia o insensatez, algo casi común desde el Ministerio de Economía en las últimas décadas o mejor dicho, desde que el señor Vizcarra comenzó a hacer del dispendio una nueva política pública desde el gobierno.
¿En un país que se encuentra en recesión, se pueden incrementar los impuestos? ¿Se puede decir que el incremento de un impuesto masivo va a ser gradual, sin darse fechas ni el monto de esos escalones de gradualismo? Ambas preguntas se responden con un contundente NO.
Pero, ¿Usted me creería que esas preguntas nacen de las expresiones, en contra, de un Ministro de Economía? Otra vez, la respuesta debería ser no, pero es SI, lamentablemente hemos descubierto y ratificado que el señor ministro no sabe de economía, de contabilidad, de flujo de caja, de presupuestos, de nada de nada. El ministro está ausente de la realidad.
Les explico un poco: la aplicación injustificable del aumento del ISC o Impuesto Selectivo al Consumo desencadenará mayores problemas en la economía nacional, perjudicando a 600 mil bodegas, pequeños restaurantes, alojamientos, tiendas de barrio y negocios unifamiliares con pérdidas que irán entre el 5% y 15% de sus ingresos totales. Eso es muchísimo dinero que no van a tener los emprendedores que han sobrevivido a duras penas en el 2023, al retroceso decretado por el Ministro de “economía”.
El MEF dice que el ISC tiene como principal objetivo “desincentivar el consumo de productos que generan externalidades negativas”, pero eso es relativo, porque el ISC incentiva el deterioro, ya que obliga a elegir productos de mayor daño a la salud (cigarrillos de contrabando, licores adulterados), es decir, se promueve la sustitución de los productos gravados (cadena formal) por otros dañinos (cadena informal), lo que generaría mayores incentivos para la competencia ilegal.
El gran problema, el principal problema de la incapacidad no es solamente hacer daño, sino el no saber para qué están haciendo tanto daño. Y en el tema del ISC no tiene la menor idea el señor Ministro del Retroceso, sobre cuáles son los objetivos del incremento de ese impuesto, cómo se van a administrar, qué indicadores demuestran que es efectivo como antecedente (ni una sola estadística lo respalda).
Las funciones del MEF no son “idear decisiones” que hagan que algún competidor tenga facilidades para competir. Y esto por ejemplo, es sobre el Pisco peruano, nuestro licor de bandera, que es gravado aún más, para favorecer al “pisco” chileno. ¿Increíble? No, es algo usual que el gobierno vaya en contra de lo nuestro.
¿Adónde vamos entonces? Hacia el triste rumbo donde los consumidores pagarán más dinero mañana que ahora, los comerciantes tendrán menos ganancias y en las empresas habrá menor producción. ¿Así se recauda?
El aumento del ISC es contraproducente, innecesario, ineficaz, crea incentivos para preferir licores con mayor contenido de alcohol o por bebidas alcohólicas informales. ¿Qué población es la más afectada entre los consumidores? Los más jóvenes y los ancianos (el alcohol informal representa aproximadamente el 30% del consumo total).
Más aún, el incremento del impuesto podría afectar la recuperación económica de los pequeños negocios, pues desincentiva el consumo de cerveza y es este producto un ancla de compras.
Epílogo: no existen razones para tantos atentados contra la economía. Llevamos sobre cuestas un 2023 en cero producción nacional ¿Y la varita mágica es poner más y mayores impuestos?