Usted paga para morir cuando entra a un hospital del Estado, por eso le queda EsSalud, donde su deceso es una historia que usted escribirá lentamente, porque le darán el lápiz un día, el papel dentro de dos meses, la silla donde ubicarse en tres meses más y el escritorio donde apoyarse, el año que viene. Ese es el drama de las consultas, donde la gente dice que es más fácil ganar la Lotería, que conseguir una cita.
Y de igual forma operarse, ir a para una radiografía o tomografía, peor para una resonancia. Usted debe rezar mucho y con fuerza para que los equipos estén funcionando, para que no le cambien las fechas de sus quimioterapias, para que no le digan -cuando usted se encuentra lista para su radioterapia- que “hoy no habrá procedimientos” y entonces… entonces es posible que alguien se le aproxime sugestivamente a lamentar su tristeza y a sugerirle “vaya al centro de imágenes que está a pocos pasos del hospital, a la vuelta nada más, justo me dieron un volante, tome”. En ese coincidente lugar, atiende el médico que no puede estar en su procedimiento hospitalario, pero si en el contrato privado.
Y casi lo mismo ocurre con las medicinas. Le recetan y la farmacia del establecimiento hospitalario no tiene stcok y no se sabe cuándo recibirán el pedido para atender a muchas otras pacientes. Es más, por iniciativa de los trabajadores, en un improvisado cuaderno escriben sus datos y la receta, le piden su celular y prometen avisarle ni bien lleguen los faltantes. Este drama diario, nacional, permanente, es de nunca acabar y solamente ha tenido paliativos a lo largo de los últimos tiempos, pero soluciones, no.
En EsSalud hay realidades contrapuestas. Tienen excelentes y extraordinarios profesionales médicos, gran número de enfermeras y técnicos de enfermería muy bien preparados y en constante actualización, un amplio abanico de especialistas en odontología, sicología, nutrición y muchas áreas de soporte para la salud, como las trabajadoras sociales, pero lamentablemente, el personal administrativo es un cuello de botella que unido a malos funcionarios, hace que un día algo funcione y lo demás se estanque, o al revés.
A EsSalud se le ha inyectado inmensas cantidades de dinero (de los aportantes) para estar en crisis casi contínua. A EsSalud se le conoce como “una pera lista para deglutirla”, donde con cada cambio de directivos, sigue de inmediato la masiva contratación de familiares, cómplices y amigos de políticos que se ponen de acuerdo con las mafias internas para asegurar contratos, licitaciones, nombramientos, compras y beneficios fuera del marco legal vigente.
Los últimos gobiernos populistas, con el aval de un Congreso plagado de complicidades bajo la mesa y un compromiso delincuencial evidente, permitieron que el desborde del Estado asegure una planilla de más de 75 mil trabajadores (cifras a marzo de 2022) donde más del 30% (cerca de 23 mil trabajadores) desempeñan funciones administrativAs que se quintuplican en algunos casos o repiten funciones de otros trabajadores, contratados mediante una planilla externa que es celosamente custodiada. Esa gran fuga de recursos es inconcebible. No se necesita dos, tres, cuatro o más personas, para hacer lo mismo, en el mismo lugar, todos los días.
EsSalud, el Seguro Social de Salud tiene una red de 404 establecimientos de salud, de los cuales 391 son administrados por la propia EsSalud y 13 son extra institucionales. De ese total de establecimientos, se cuenta con 298 en el primer nivel de atención, 83 en el segundo nivel de atención y 10 en el tercer nivel de atención. Asi mismo, sólo el 24% del total de establecimientos en funcionamiento se encuentran en estado “Bueno” y el 76% entre “Regular” y “Malo”. Esa tristísima realidad se suma a la corrupción interna que también es desbordante.
Un dato central que debe servir para todo análisis y toma de decisiones, es que la población asegurada de Essalud se ha incrementado en los últimos años pasando de 10’285,389 de asegurados en el 2013 a 12’739.461 de asegurados al segundo trimestre del 2023. Pero EsSalud NO cuenta con doce millones setencientos treinta nueve mil cuatrocientos sesenta y un cotizantes efectivos, ese es el centro de todo en cuanto a quien se debe atender por estar con cobertura vigente, frente a un inmenso número de asegurados “inscritos” que no tienen esa cobertura activa hoy en día (por estar impagos o por haber sido incluídos demagógicamente por los gobiernos pasados).
Como ven, todo esto es una mezcla explosiva que hace mucho daño.
Incontables testimonios, terribles experiencias, vidas y esperanzas destrozadas, el menosprecio hecho costumbre hacia el personal de salud de EsSalud y hacia los pacientes, sus familiares y los asegurados en general, nos llevan a la triste y dura conclusión: EsSalud es una enfermedad, no es salud.