De acuerdo con la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN), durante el año pasado, el mercado laboral reportó una pérdida de 156,718 puestos de trabajo a nivel nacional, lo cual se explica por la contracción económica que reportó el país. Sin embargo, esto afectó con mayor intensidad a los trabajadores informales, debido a que en este sector se perdieron 604,581 empleos. Con ello, la informalidad laboral descendió del 74% al 71.1% entre 2022 y 2023, mientras que el salario promedio mensual aumentó a S/ 1,674 (+9.9%), pero todo esto esconde una mayor vulnerabilidad en el mercado laboral, con trabajadores que perdieron su única fuente de ingreso.
El reto para el presente año consiste en reconocer que esta situación se debe únicamente a la contracción significativa en la inversión privada y la actividad empresarial, como consecuencia de la falta de incentivos para su desarrollo y la inestabilidad política de los últimos años. Si analizamos la pérdida de empleos, la mayoría se explicó por el desempeño del sector agropecuario (-319,912 empleos en total respecto a 2022). Es importante recordar que, entre 2021 y 2022, este sector también reportó una reducción de cerca de 500,000 puestos de trabajo. ¿El motivo detrás de esto? La falta de priorización del desarrollo del sector con múltiples proyectos de irrigación pendientes de ejecutar y la desvirtuación del Régimen Laboral Agrario, que representa ahora los mayores costos de contratación formal por encima del Régimen General, a pesar de la baja productividad y la alta informalidad en el sector.
Es importante destacar que en el Perú predomina la dinámica de ciudades principales, no solo a nivel nacional con Lima, que concentra la mayoría del empleo, sino también dentro de cada departamento. Es decir, existe una elevada concentración de la actividad económica en pocas provincias en cada región e, inclusive, en sectores específicos al interior de estas. Es fundamental tener esto presente, porque una solución “rápida” para reducir la informalidad y promover el empleo decente consiste en aprovechar y generar encadenamientos productivos con empresas de los rubros de mayor desarrollo, de tal manera que las contrataciones en estos sectores continúen creciendo.
En el sector formal, 19 departamentos concentran más del 50% del empleo en una sola provincia (ver Semanario 1171). No obstante, es importante también evaluar qué sucede con el empleo agregado y qué ocurre con el empleo informal. En una economía como la peruana, el mayor desarrollo económico y social solo será posible si se incentiva el crecimiento de las pequeñas empresas informales con mayor potencial para, eventualmente, formalizarlas y dinamizar el mercado laboral.
De acuerdo con estimaciones de la EPEN, la concentración del empleo total departamental en una sola ciudad es menor a lo reportado para solamente el empleo formal. Esto responde a la amplia presencia de la informalidad y su flexibilidad para adaptarse a las diversas condiciones en la región, mientras que el formal necesita un mayor nivel de desarrollo y actividad económica con el fin de operar. Destacan los casos de Lima Metropolitana (85.1% del empleo del departamento), Tacna (80.4%), Arequipa (67.3%), Puerto Maldonado (62.4%) y Pucallpa (61.7%), que explican la mayor parte del empleo en el departamento.
Las ciudades que concentran el menor porcentaje del empleo de su departamento son Huaraz (10.6%), Puno (9.5%), Chachapoyas (9.2%) y Moyobamba (6.8%), aunque esto se debe también a una distribución geográfica de la población y no solo del empleo. Estos porcentajes son bastantes cercanos a la concentración de la población total (es decir, no solo aquellos que están trabajando) en esas ciudades. Una mirada más interesante y que puede precisar el nivel de concentración de la actividad económica sería la participación del sector principal en estas ciudades en relación con el empleo total generado en dicho sector a lo largo del departamento.
La concentración del empleo en el principal sector de cada ciudad es superior en la mayoría de los casos a la concentración del empleo departamental en la principal ciudad. Esto ocurre con mayor incidencia en las ciudades de Tacna (92.5% del empleo del sector comercio, el principal sector en esta ciudad), Lima Metropolitana (90%), Arequipa (85.9%), Pucallpa (77.7%), Trujillo (64.3%), Cusco (61.7%), Huancayo (61.6%), Puerto Maldonado (60.7%), Huánuco (59.8%), Iquitos (59%), Ayacucho (57.6%) y Chiclayo (51.9%), donde la concentración es más de la mitad del empleo sectorial del departamento.
También resalta que, en las ciudades evaluadas, predomina la participación del sector otros servicios. Si descomponemos los resultados, en las ciudades donde ocurre esto, las actividades que más empleo generan son las labores de personal doméstico, educación, atenciones médicas, limpieza, entre otros. Por su parte, en aquellas donde predomina el sector comercio, destaca la participación de la venta al por menor.
¿CÓMO SE DISTRIBUYE EL EMPLEO INFORMAL?
Si replicamos el análisis para únicamente el sector informal, destaca que la concentración del empleo departamental en las ciudades es similar a la identificado para el empleo total. Es decir, nuevamente Lima Metropolitana (81.3%), Tacna (76.9%), Arequipa (59.2%), Puerto Maldonado (57.6%) y Pucallpa (56.9%) son las más concentradas. Asimismo, esta concentración es menor en relación con el empleo total, lo cual evidencia que el empleo informal está más diversificado y presente en las demás ciudades del departamento. Esto también ocurre con la dinámica del principal sector generador de empleo informal en las ciudades evaluadas.
La principal diferencia es la mayor relevancia del sector comercio, que genera la mayoría de los puestos de trabajo informales en las principales ciudades. Destaca su presencia en Tacna (91.9% del empleo del informal del sector comercio en el departamento ocurre aquí), Pucallpa (76.7%) y Arequipa (68.5%), donde casi el 70% o más del empleo informal del sector ocurre en una sola ciudad. Entre las actividades que más participaron destaca la venta minorista, sobre todo en almacenes no especializados y de alimentos, bebidas y tabaco en puestos de ventas y mercados.
Es evidente que las principales actividades económicas que generan empleo en las ciudades dependen sustancialmente de la evolución del consumo de los hogares, porque eso es fundamental para la mayor venta de bienes y servicios. Ya se perdieron cuantiosos empleos informales. Sin una pronta recuperación económica, el empleo formal también empezaría a verse afectado.