Cuando no te dejan preguntar y sólo escuchas el mismo discurso, todos los días ¿algo extraño sucede? No, eso es lo habitual en la vida de muchos países que sufren la descomposición política convertida en juego de palabras y de ofertas que nunca se podrán cumplir, pero que suenan bien en nuestros oídos, y nos sentimos ilusionados y al final, decepcionados.
Ese juego se llama populismo, demagogia, engaño, promesa de riqueza y condena de pobreza.
Practiquemos frente a lo usual, lo correcto y urgente, porque es posible que hagamos pedagogia en poco más de 400 palabras hoy día.
La ONP es una empresa del Estado que carece de ingresos que compensen sus obligaciones mínimas. Por cada 10 soles que debe pagar la ONP en pensiones, sólo recauda 4 a duras penas ¿De dónde obtiene lo que se necesita? De los impuestos que pagamos todos los peruanos, usted y yo que no estamos afiliados a la ONP. Así de fácil nos confiscan parte de nuestro dinero.
¿Y la ONP, devuelve ese préstamo que le hemos dado los que no estamos afiliados a ese sistema de reparto de pobreza? No, nunca lo ha devuelto y encima, le quita a sus propios afiliados la esperanza de tener una pensión, porque si no cumples dos exigencias complementarias -65 años de edad y mínimo 20 años de pagos- te quedaste en cero, sin pensión y sin cobertura de Essalud.
Entonces, la “arruga” de la ONP como bien puedes suponer ya sobrepasa todo límite y por eso decimos que es insostenible, que está en quiebra, que debe cerrarse y crearse una empresa limpia, donde el aporte sea ahorro de cada trabajador y no dinero en una bolsa común, dinero que nadie sabe cómo se ha usado y cómo se ha evaporado todos estos años de populismo y demagogia.
La ONP de empresa del Estado ha pasado a ser el peor programa social que existe en el Perú, porque recibe miles de millones de soles como ingresos -de nuestros impuestos- le cobra 13% a cientos de miles de trabajadores –cobra mucho más que cualquier AFP- y encima le niega pensiones a más de 128,000 peruanos que han tenido que presentar demandas ante el Poder Judicial reclamando sus derechos previsionales.
¿Usted iría a colocar todos sus ahorros cada mes, durante veinte años, a un banco que le ofreciera por cada cien soles perder ochenta siempre? Sería una locura absoluta.
Algo así es el sistema nacional de pensiones –la ONP, sistema de reparto-, una caja vacía.