Patricio Escudero, redacción.- Cuando nos hablan de Fe, pensamos muchas veces que es algo aburrido, que tenemos que cumplir algunas reglas que no nos van a permitir mirar otras acciones más alegres, entretenidas, que podamos compartir. Sin embargo, las palabras del Papa Francisco han significado un cambio de estrategias, una forma novedosa de estar alegres para vivir con ganas la Fe. Por eso les traigo esta frase de Francisco cuando le hablaba a los jóvenes, a millones de ellos reunidos, alegres, cantando, emocionados, en las playas de Río de Janeiro al inicio de su peregrinaje por el mundo:
“¿Qué es lo que espero de la Juventud?”, se preguntó el Papa.
“Espero lío. Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos; las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir”.
Pero no sólo eso nos dijo Francisco, fue más retador:
“Los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores; y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos”
Esa forma de decir las cosas, las ha repetido Francisco día tras día, país por país, multitudes delante o con un abrazo silencioso, alegre y también, renegón de algún modo Francisco, pero de esos renegones que te hacen sentir la palmada para caminar en la lucha. Así, que siga dando palmadas.
Francisco comenzó un nuevo estilo de prédica en Río de Janeiro con una exhortación a los jóvenes y ahora, convocando a defender nuestra Amazonía en su integridad, nos inspira con palabras, actitud y valentía.
Amazonía, es vida y continuidad de la vida porque en ella reside el futuro de todos, pero no para enriquecernos en monedas, sino en esperanza por la biodiversidad, el agua, las poblaciones que allí nacieron y allí, incomprensiblemente se les reprime en forma cruel tratando de desaparecer su estructura cultural –lo que son y de dónde vienen- y su inmenso amor por el hábitat donde están.
El progreso no sólo es inversión para extraer los recursos de la madre tierra y transformarlos. Lo primero que debemos extraer de la mente de los gobernantes, es que esos recursos, allí en la Amazonía, deben perdurar en su estado natural al máximo posible, porque de no hacerlo, tendremos un desierto demasiado grande, lleno de violencia, sequedad y tristeza.
Por eso Francisco bajo su liderazgo, nos abre el rumbo a la preservación del medio ambiente y cuidado de la casa común, a cuidar y cuidarnos donde vivimos, a conservar y proteger el aire, el agua, nuestros árboles y bosques, las aves que emprenden vuelo entre manantiales y lagunas, todo aquello que desde la creación fue puesto para recrearnos en la vida.
Usando las palabras de Francisco “¿Qué es lo que espero de la Juventud?” para cuidar la Casa común, podría decir yo también…“Espero lío, quiero que nos defendamos”.
Pero, ¿Qué es la Casa común?… es el hogar de todos y por lógica, nadie puede destruir nuestro hogar porque está conformado por todo lo que somos, lo que hacemos y tenemos, lo que producimos y aún más, lo que soñamos. En esta definición muy personal, añado algo que está por encima y nos inspira: la Fe.
¿Vieron que no hay nada de aburrido si todo lo que somos, hacemos, tenemos y logramos tiene una semilla y un destino como inspiración? Esa es la Fe en la acción…“hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores”