Sin las tres virtudes teologales, “no tendríamos ojos que vean incluso en la oscuridad, no tendríamos un corazón que ame incluso cuando no es amado, no tendríamos una esperanza que se atreva contra toda esperanza”, dijo el Papa Francisco en la audiencia general de este miércoles 1 de mayo.
Después de considerar las cuatro virtudes cardinales, el Santo Padre se ha centrado ahora en las virtudes teologales, centrándose esta semana en la fe, “el acto por el cual el ser humano se compromete libremente con Dios”.
Ejemplos de fe
En su catequesis, el Santo Padre puso el ejemplo de Abraham, que dejó su casa hacia una nueva tierra por mandato de Dios y estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac por su confianza en Dios.
Moisés también fue un hombre de fe que continuó “manteniéndose firme y confiando en el Señor, e incluso defendiendo al pueblo que tantas veces carecía de fe”.
Luego, el pontífice señaló a la Santísima Virgen María, quien respondió al anuncio del ángel con la humilde respuesta: “He aquí, soy la esclava del Señor”. “Con el corazón lleno de confianza en Dios”, dijo el Papa, María emprendió su camino sin conocer el camino ni los peligros.
Es la fe la que “hace al cristiano”, dijo el Papa, porque “ser cristianos no se trata ante todo de aceptar una cultura”, sino de una relación con Dios.
El primer don de la vida cristiana
Recordando el relato evangélico de Jesús calmando la tormenta en el mar de Galilea, el Papa destacó el miedo de los discípulos, diciendo que es el miedo, no la razón o la inteligencia, el enemigo de la fe.
Por eso, dijo, la fe es “el primer don que hay que acoger en la vida cristiana”, el don que los padres piden para los niños en el bautismo”. Se dan cuenta de que han recibido un regalo que desean para sus hijos, sabiendo que “incluso en las pruebas de la vida, su hijo no se ahogará en el miedo”.
‘Señor, aumenta nuestra fe’
Finalmente, el Papa Francisco reconoció que no todos tienen fe y que incluso los cristianos pueden encontrar que su fe escasea. Pero la fe, dijo el Papa, “es el don más feliz, la única virtud que podemos envidiar”, precisamente porque “desencadena en nosotros la gracia y abre la mente al misterio de Dios”.
“Por tanto”, concluyó el pontífice, “repitámosle también nosotros, como los discípulos: ‘Señor, aumenta nuestra fe’”.+