El Papa Francisco autorizó al Dicasterio de las Causas de los Santos la publicación del decreto que reconoce un milagro atribuido a Carlo Acutis. Debido a esto, el joven apóstol de Internet, conocido por su amor a la Eucaristía, será canonizado. La noticia llega junto al reconocimiento de milagros realizados por intercesión de otros beatos y siervos de Dios, entre los que se cuentan dos mártires.
Carlo Acutis y su autopista al Cielo
Carlo nació en Londres en 1991 y murió en 2006 a causa de una leucemia. A pesar de su corta edad, realizó un apostolado a través de Internet que llegó a miles de personas, a quienes hablaba de la Eucaristía. Consideraba a Jesús Sacramentado “una autopista para el Cielo” y murió con fama de santidad. No es de extrañar, por tanto, que el Papa Francisco lo proclamara venerable tan pronto como en 2018.
Poco después, en 2020, el pontífice beatificó a Carlo Acutis en la basílica de san Francisco de Asís. Cuatro años más tarde, otro milagro realizado gracias a su intercesión lleva al Vaticano a dar el paso para que el joven sea canonizado.
Como señala el decreto del Dicasterio, Francisco convocó un consistorio en el que se hablará sobre “la canonización de los beatos Giuseppe Allamano, Marie-Léonie Paradis, Elena Guerra y Carlo Acutis”.
Biografía de Carlo Acutis – Siervo de Dios
Carlo Acutis fallece a tan sólo 15 años de edad a causa de una leucemia fulminante, dejando en la memoria de todos los que le han conocido un gran vacío y una profunda admiración por el que ha sido su breve y a la vez intenso testimonio de vida auténticamente cristiano. Desde que recibió la Primera Comunión a los 7 años de edad nunca ha faltado a la cita cotidiana con la Santa Misa.
Siempre, antes o después de la celebración eucarística, se quedaba delante del Sagrario para adorar al Señor realmente presente en el Santísimo Sacramento. La Virgen era su gran confidente y nunca dejaba de honrarla rezando cada día el Santo Rosario. La modernidad y la actualidad de Carlo conjugan perfectamente con su profunda vida eucarística y devoción mariana, que han contribuido a que llegase a ser un chico muy especial al que todos admiraban y amaban.
Citando las palabras de Carlo: “Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito. El Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera”. Suya es la frase: “Todos nacen como originales pero muchos mueren como fotocopias”. Para dirigirse hacia esta Meta y no “morir como fotocopias” Carlo decía que nuestra Brújula tiene que ser la Palabra de Dios, con la que tenemos que confrontarnos constantemente. Pero para una Meta tan alta hacen falta Medios muy especiales: los Sacramentos y la oración. En especial, Carlo situaba en el centro de su vida el Sacramento de la Eucaristía que llamaba “mi autopista hacia el Cielo”.
Carlo estaba muy dotado para todo lo que está relacionado con el mundo de la informática, hasta tal punto que tanto sus amigos como los adultos licenciados en ingeniería informática lo consideraban un genio. Todos se quedaban maravillados por su capacidad de entender los secretos que oculta la informática y a los que sólo tienen acceso quienes han realizado estudios universitarios. Los intereses de Carlo abarcaban desde la programación de ordenadores, pasando por el montaje de películas, la creación de sitios web, hasta los boletines, de los que se ocupaba también de la redacción y la maquetación, y el voluntariado con los más necesitados, con los niños y con los ancianos.
Resumiendo, era un misterio este joven fiel de la Diócesis de Milán, que antes de morir ha sido capaz de ofrecer su sufrimiento por el Papa y por la Iglesia.
“Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida”. Con estas pocas palabras Carlo Acutis, el chico que murió de leucemia, traza el rasgo distintivo de su breve existencia: vivir con Jesús, para Jesús, en Jesús. (…) “Estoy contento de morir porque he vivido mi vida sin malgastar ni un solo minuto de ella en cosas que no le gustan a Dios”. Carlo también nos pide a nosotros lo mismo: nos pide que contemos el Evangelio con nuestra vida para que cada uno de nosotros pueda ser un faro que ilumine el camino de los demás.
Del Prólogo del Cardenal Angelo Comastri
Un adolescente de nuestro tiempo como muchos otros, comprometido en el colegio, con los amigos, un gran experto, para su edad, en ordenadores. En todo esto se ha integrado su encuentro con Jesucristo.
Carlo Acutis llega a ser un testigo del Resucitado, se encomienda a la Virgen María, vive la vida de gracia y les cuenta a sus coetáneos la impresionante experiencia con Dios. Se nutre a diario de la Eucaristía, participa con fervor en la Santa Misa, pasa horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Su experiencia y su madurez cristiana atestiguan hasta qué punto son ciertas las indicaciones del Santo Padre Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis: “El sacrificio de la Misa y la adoración eucarística corroboran, sostienen e incrementan el amor por Jesús y la disponibilidad para el servicio eclesial”.
Carlo también tiene una tierna devoción a la Virgen, recita fielmente el Rosario y, sintiéndola como Madre amorosa, le dedica sus renuncias como sacrificios.
Este muchacho sociológicamente idéntico a sus compañeros de colegio es un auténtico testigo de que el Evangelio puede ser vivido íntegramente incluso por un adolescente. Su breve existencia, orientada a la meta del encuentro con Cristo, ha sido como una luz que alumbra no sólo el camino de los que se han cruzado con él, sino también de todos los que conocerán su historia. Confío plenamente en que esta primera biografía de Carlo Acutis a cargo del Dr. Nicola Gori, con su reconocida capacidad descriptiva, ayudará a los adolescentes de hoy, tan problemáticos y condicionados por los medios de comunicación, a reflexionar sobre el significado de la vida y sobre los valores evangélicos como plena realización de ésta.
Mirando a este adolescente como a un compañero suyo, que se ha dejado seducir por la amistad de Cristo, y precisamente por eso ha experimentado una alegría más verdadera, nuestros muchachos entrarán en contacto con una experiencia de vida que nada ha quitado a la riqueza de los jóvenes años de la adolescencia, sino que los ha valorizado aún más.
El testimonio evangélico de Carlo no es sólo un estímulo para los adolescentes de hoy, sino que impulsa a los párrocos, sacerdotes y educadores a plantearse la validez de la formación que les dan a los chicos de nuestras comunidades parroquiales y qué hacer para que esta formación sea incisiva y eficaz.
Del Prólogo de S.E. Michelangelo M. Tiribilli
Redacción con datos de Secretaría General del Sínodo de los Obispos y AICA, Agencia de Información Católica Argentina
Para más información: http://www.carloacutis.com/