Ya es repetitivo y muy cobarde lo que hacen las huestes de las izquierdas en el país, volviendo al mismo rollo de “toma de Lima”, “colecta para las movilizaciones” y cuantos lemas frustrantes usaron antes y quieren volver a emplearlos para seguir engañando a sus militantes y activistas, y por supuesto a los pocos que andan por allí creyéndoles el discurso que después es abandono absoluto. Y no sólo eso, sino que los mismos medios de comunicación que esquilmaron recursos públicos, son los auspiciadores de este intento de nueva asonada extremista.
Miren bien:
Para la “tercera toma de Lima” se presentó, con los mismos rostros de la primera y segunda “toma” y anteriores marchas “nacionales” –que nadie constató exitosas, por su bajísima asistencia y repercusión- un autodenominado Comité Nacional Unificado de Lucha en el Perú (CONULP) en el cual se veía en una misma mesa a extremistas de toda calaña y prontuario político. Este grupo que salía en las primeras páginas de los pasquines rojos y caviares, se peleaba el protagonismo con otro autonombrado Comando Unitario Nacional de Lucha (CUNL) y por supuesto, también vociferaba la caviarada siempre dividida de los medios, las oenegés que engañan a los campesinos y comunidades nativas y los ex funcionarios públicos nombrados a dedo desde Vizcarra, Sagasti y Castillo (que andan desesperados por conseguir consultorías en el Estado, en algún gobierno regional, organismo supervisor o municipalidad, lo que sea).
El CONULP, integrado por los eternos perdedores en las elecciones regionales (que se hacen llamar movimientos regionales y no representan nada), se disputan con las izquierdas de las ciudades capitales de regiones la primacía de ser “líderes y voceros del pueblo” sin que ni uno ni otros lo sean, tanto como la relacionada con sendero luminoso, la claudicante Federación Nacional de Trabajadores en la Educación (FENATE) y por allí, los restos de los reservistas que traicionó una y otra vez Antauro Humala, el asesino de Policías. ¿Qué querían en la tercera toma de Lima?, “libertad al vacado Pedro Castillo y el rechazo al imperialismo estadounidense”. ¿Ya ven? No saben ni lo que quieren, sólo les interesa protagonismo con sangre ajena y violencia permanente (y cobrar de las colectas para emborracharse, ¿O no fue así?)
Mientras que el CUNL, conformado por la fallecida Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (CUNARC), la impopular y siempre acusada de dispendios y engaños “asamblea de los pueblos”, y algunos otros grupos minúsculos (dicen de más de 500 grupos que nadie conoce), marcharon “por el rechazo a la privatización y la expulsión inmediata de tropas estadounidenses”. ¿Ya ven? Los mismo que los extremistas predican (los cercanos a ellos y los caviares de metralleta “amonada”).
¿Y qué ocurrió con el grito “ahora sí se va, Dina la asesina” este 19 de julio, tercera toma de Lima?
Hubo una concentración que se realizó en Lima, con una marcha de apenas 5.000 personas, en el centro de la ciudad, que dieron vueltas y vueltas sin efecto aglutinador, más bien con rechazo popular directo. Los ciudadanos les increpaban en especial que ni un solo “dirigente o líder” de las izquierdas que tanto gritaron por la tercera “toma de Lima” estuviera presente en las calles.
Ocurrieron algunos enfrentamientos provocados contra la Policía Nacional en el centro de la capital, en la plaza de armas de Huancavelica y en un par de ciudades alejadas, pero sin trascendencia y sin muertes (que era el objetivo de los extremistas). Se efectuaron movilizaciones y bloqueos violentos de carreteras que fueron rápidamente controlados en Ica, norte chico, Puno y Cusco.
La crisis de la izquierda en el Perú se evidenció con esta nueva “toma de Lima” en la fecha preferida del partido comunista sendero luminoso, el 19 de julio.
Lo más saltante fue el engaño a unos 300 puneños que llegaron a Lima y fueron abandonados para su retorno, viéndoseles dormir en parques y universidades, jamás en los locales de la CGTP, o Patria Roja, Juntos por el Perú o en los domicilios de los y las congresistas comunistas y caviares, o alojados en el diario del túnel por ejemplo. Nada, simplemente los volvieron a azuzar y usar, para abandonarlos.
El resultado fue y será que: las izquierdas, sin poder de convocatoria, volviendo con el mismo cuento de la estafa y abandono a los que traen a Lima, proclaman su ira para seguir extinguiéndose.
Pero allí no quedó la cosa, porque los mismos de siempre convocaron a la cuarta ‘Toma de Lima’ para el 12 de octubre del 2023 y fue, otro fracaso más. ¿La plataforma de este nuevo retroceso? La renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso y el adelanto de elecciones.
Y se repitió el mismo cuento:
Lucio Ccallo Ccallata, auto elegido representante de la Coordinadora Nacional Unitaria de Lucha (CNUL), afirmó que “las 24 regiones del país participarán de las movilizaciones contra el Congreso y el Ejecutivo”, pero el resultado fue cero, porque se pelearon antes de las marchas, por dinero (segun nuestras fuentes).
Los dirigentes de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la Asamblea Nacional de los Pueblos (ANP), la Central Unitaria de Trabajadores del Perú (CUT), la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (Cunarc-Perú), entre otros gremios y organizaciones civiles se pelearon como es una costumbre el protagonismo, las entrevsitas en los medios y los anuncios de grandes “movilizaciones”.
Dijeron que medio millón de personas irían hacia Lima. Luego que decenas de miles, después que unos cinco mil y al final, no eran ni trescientos los engañados. Es más, ni siquiera estuvieron los dirigentes en las movilizaciones, porque para ellos, el café, el restaurante, el hotel eran “sus sedes de combate”.
Epílogo:
Luego ocurrió “la quinta toma de Lima”... y desapareció el oscuro y fugaz dirigente puneño Lucio Ccallo Ccallata, quien en su momento no desmintió haber promovido y firmado el planillón del JNE para lograr la inscricpión del brazo politico “legal” de sendero luminoso, el sanguinario MOVADEF, cuando intentaron inscribirlo como partido político el 2012.
¿Y ahora?
El mismo guión, los mismos rostros, la misma intencionalidad delictiva y violenta.