Las dudas enriquecen, las deudas empobrecen, eso es lo que no entendemos cuando tratamos de analizar la forma en que los gobiernos hacen triste la vida y someten en el silencio a los que podrían estar conduciendo los destinos de sus naciones. En nuestro caso, en el Perú, los imbéciles y los corruptos se han adueñado del país durante décadas de sujeciones ilegítimas e ilegales, impuestas por manipulación y represión desde el poder.
A nadie escapa que ni un solo alcalde está preso, cuando ni un solo alcalde ha hecho obra de respeto, de forma transparente y honesta. No existen ciudades, distritos, provincias, que cuenten con un desarrollo armónico y sean a su vez, sostenibles en el tiempo. Son ciudades de barro deforme, que se caen a pedazos y se les deja caer en trozos rompibles.
Y lo mismo es en las regiones, ni una obra trascendente en más de 20, 30, 40 años. ¿Para qué entonces se hicieron las regiones? ¿Para ampliar la burocracia y permitir que más ladrones usen y abusen de los recursos públicos?
Pero esto no es todo. ¿Funciona -pregunto- la justicia en el Perú? ¿Por qué no se siente que hay justicia? Porque no existen instituciones sino “organizaciones” que delinquen usando el poder judicial, el ministerio público, el congreso, la policía y todo el aparato público.
En “un país tan autodestructivo y feliz” lo que vale no importa y lo que no importa es lo que ahora tiene valor. Absurdo, por cierto.
Esta terrible condición de vida para la muerte en vida, se ha hecho costumbre y de cierta forma, nueva formación, por culpa y responsabilidad de las izquierdas del odio que impusieron modelos educativos que distorsionan hasta el más mínimo concepto de Patria, nación, gobierno, libertad, democracia.
Un país sometido a profesores en vez de Maestros, no funciona hacia el futuro. Un país enredado en la ambición de los políticos en vez de la administración de los gestores, es puro retroceso y maldad legitimada. Un país donde el desprestigio es el discurso maldito de los “líderes” de la sociedad y suciedad humana, no tiene dirigentes, referentes, ciudadanos.
Y viene la pregunta: ¿Hay un espacio para decir que no queremos más gobiernos de izquierda? Respondo: nuestro lugar, no da espacio para los imbéciles, para los políticos, para los ladrones, para los que matan para hacerse del gobierno o asesinan para decirse que son la opción de gobierno.
Se requiere atacar, pelear, anticiparse y decidir: Libertad y Democracia, o izquierda y muerte.