Uno de los fenómenos más vistos este año, es el fracaso de todo lo que hace e intenta promover cualquier facción diminuta del abanico de las izquierdas del odio, en especial, aquellas que sufren por su aburguesamiento, ausencia de capacidades y liderazgo, negación de su fuente y origen ideológico, miedo a decirse lo que son (marxistas leninistas, maoístas, pensamiento Gonzalo o cualquier otra forma de venderse ante los demás con cierto aire de intelectualidad que no les funciona).
Las izquierdas son tantas y tan variadas en su recomposición publicitaria, que recurriendo a decenas de nuevos “apodos” terminan en el filo del precipicio hasta que se auto empujan, en una clarísima eutanasia política donde saben, siente y se ahogan en el dilema de saber de su extinción y el acelerar el paso a esa desaparición que el pueblo ha sentenciado.
En las últimas semanas, el “discurso” no conmueve, las fantasías quedan sin eco, las acusaciones de lo que sea y por lo que sea y contra quien sea, ya aburren, no se creen, carecen de sustento y se convierten en un boomerang de esa frase que dice que “el ladrón, cree que todos son de condición”.
Van, los activistas y militantes confusos de las izquierdas, buscando detonantes, formas de “incendiar la pradera” para generar movilización a empujones y victimas a goteos, porque es en las movilizaciones forzadas y en las victimas provocadas, que ejercen la campaña del odio que ellos creen les va a servir para la estocada final, para derrumbar gobiernos, para satisfacer su ascenso al caos.
Pero ese método marxista-leninista-maoísta ya no funciona gracias a la revolución de las redes sociales, que ha desaparecido a la revolución de las masas mal conducidas, ese proletariado fusilado, humillado, basureado y aniquilado por orden del Partido Comunista.
Y así, en todos los rincones, no encontramos militantes ni dirigentes comunistas, los del ejercicio de la traición y el desfalco, los del fusil y el explosivo, sino a clasesmedieros de poca monta, eternizados burócratas saltando de gobierno a gobierno, hijos “de alguien” que su apellido suena como a “ex algo” de la izquierda, pero jamás, a líderes, dirigentes, conductores, intelectuales, obreros, campesinos, nada.
No existe ni un solo marxista leninista confeso, sino “alguienes” que, siendo convictos, van de la ira y el odio, al “cobardismo y la fuga”. Y por eso afirmo que las izquierdas, se encuentran entre la agonía y la desesperación del odio, sintiendo que no son nada y que no representan a nadie, nunca más.