El síndrome de abstinencia no existe, como tampoco se puede verificar que las matronas interesadas de algunos políticos, se hagan y deshagan en las redes defendiendo a sus “marchantes y machucantes” gratuitamente, como es el caso del criminal conocido como (a) “el lagarto”, el siniestro conspirador y cobarde traidor que usó el acceso al poder, en base de engaños, para hacerse de grandes placeres y privilegios, junto a una tropa de matronas que le dedicaron su cuerpo y vida, según se comenta en distintos lugares del país.
Las matronas y matonas luego, recibieron jugosos regalos desde Palacio, visitas domiciliarias, viajes exclusivos, portadas de impacto, noticias calientitas y sábanas también abrigadoras. Todo el servicio de atenciones estaba dirigido a satisfacer el ego inmenso del lagarto y su entorno, mientras sacaban dinero a raudales.
Los tiempos del lagarto son inolvidables para algunos medios, ya que les dio tanto dinero como no se podían imaginar. Radios, canales de televisión, semanarios, periódicos, revistas de diferente inspiración, el billete fluía, los aplausos se editaban con eco, las muestras de cariño inventado eran pan de cada día. Una imagen “armada” se hizo del lagarto horrendo para sorpresa de sus detractores, los que no atinaban a hacer política y enfrentarse, en vez de dedicarse a criticar solitarios y a esconderse.
El gran problema de las matronas es que su venusterio se hizo público y pasaron de ser las grandes engreídas de Palacio, a convertirse en las mismas de siempre, las narradoras de noticias, las lectoras del teleprompter, las de programas a lo Laura buscando lanzar su estrella al firmamento de CNN, Televisa o Univisión, como les prometió el lagarto en más de una ocasión.
El fustán descolorido ya no les cabe entre las piernas regordetas, la hora de la evidencia les ha llegado y tratan como sea, de buscar un reemplazo tumbándose a Dina, la que menospreciaron y les dio su vuelto. Así es.
Ayer fueron Castillo y Dina “el gran salto”, hoy ni los miran de reojo. Hay una larga lista de beneficiadas irregular e ilegalmente por (a) “el lagarto”, que deberían estar purgando condena, pero se mantienen activas en medios de comunicación haciendo daño, sembrando odios y cosechando favores a cambio de no aplicar el método de la extorsión que les enseñó su amo y padre buscado.
Hoy también se extienden en las redes sociales las del fustán caviar y el enterizo progre, pero fracasan, porque no es lo mismo, se trata de otro público. No son los televidentes manipulados minuto a minuto los que las van a leer o ver. Al contrario, esos televidentes que descubrieron que estaban siendo manipulados, hoy hablan, se expresan, opinan, comentan, rechazan y ponen sus ideas y posiciones frente a frente, cara a cara, demoliendo a las guaripoleras y guaripoleros de la pandemia.
Hoy se nota que la verdad no se puede envolver en la miseria de las destructoras del periodismo.