Es contundente el hecho que las izquierdas en el Perú, que van del extremo subversivo hasta las de poses de colores morados, amarillos y fosforescentes, carecen de lideres, no tienen dirigentes, están tratando de inventarse caudillos, pero todo les sale mal porque el odio no produce efectos positivos y lo acabamos de ver con el peor Paro Nacional de la historia política del país, una deslucida y vergonzosa muestra de apetito al dinero y búsqueda de portadas en medios, pero nunca una lucha popular.
Las izquierdas en primer lugar, están más divididas cada día, que los innumerables grupos y colectivos fantasmas que dicen existir y nadie los ve. Los dueños de los mini feudos se sienten que “ellos y solo ellos” son los presidenciables, los únicos con voz para pedir el voto. Sarta de fracasados y frustrados.
Las izquierdas no tienen plataforma, ni ideas ni propuestas, son reactivas a cualquier señal que les parece utilizable para encender la violencia, fabricar víctimas y en base a eso, impulsar una candidatura, porque no tienen partidos organizados, ni voceros, ni planes de gobierno, no son referentes de nada bueno, no incentivan seguirlas. Andan en busca de académicos de algunas universidades, para ver si les sacan provecho y los ponen en la plancha presidencial previo cobro de cupos, pero de allí no pasan.
Vean ustedes: el violento partido comunista Patria Roja languidece al no tener masas de militantes ni activistas. El partido comunista Sendero luminoso ha perdido su inscripción encubierta. El Frente Amplio desapareció con su agitador, el ex cura Arana que se peleó con Verónika Mendoza que también anda escondida y solo aparece para hacerse la que marcha en protestas, hasta que la descubren y la emplazan las mujeres del campo acusándola de mentirosa. Los caviares Basombrío, Costa y asociados, son letra y oferta muerta. Los demás caviares, los morados, las del color amarillo que se oxidó reciclando ex congresistas intrascendentes, ruegan por entrevistas para estar en vitrina, pero no les llama ni el camión recolector.
¿Y el centro? No existe, la gente se molesta con los indefinidos, con los “agua tibia”, con los que dicen ser y no son. Allí se estampan en el muro de los lamentos los desenmascarados que se unen a los caviares para ver sus intereses, pero no valen ni un centavo.
En cambio, en lo que podría ser o parecer la derecha, urgen definiciones porque el único que se la juega allí, a su estilo, es Rafael López Aliaga, sin contar con ejes de apoyo solido que demuestren voluntad popular de trabajo hacia el ejercicio del gobierno nacional-
Si bien ha aglutinado algunos políticos algo visibles, no tienen la suficiente importancia o llegada para ser elementos de apoyo e impulso. Eso debe revertirlo. ¿Y los demás? Lamentablemente no pasa nada “hasta ahora”, porque hay un espacio interesante que no lo va a tomar Avanza País, ni el APRA, ni el PPC, ni Somos Perú si se reivindicase al tiempo de Alberto Andrade. Ese espacio necesita mostrar calidad, importancia, unidad, mejores perspectivas y “apetito por estar en la pelea”.
La política no se hace para las elecciones, sino para gobernar secuencialmente. Entiéndanlo porque hay una fuerza que está creciendo y no se advierte: la de Nadie. El que tome el rostro, la voz y la entereza de “nadie”, será el dueño del futuro.