En el Perú y en algunos países vecinos, se habla de tiempo en tiempo sobre las pensiones y de ellas, sobre la de jubilación, con una especie de maldad o ambivalencia maldad-engaño, por la cual los afiliados a un sistema previsional nunca son escuchados, jamás son atendidos y entendidos, resulta imposible tomar en cuenta a los trabajadores y fundamentalmente, no existe un alineamiento de intereses donde el superior, es el de la gente y no el del Estado. Pero ocurre “porque sucede”: los trabajadores afiliados a un sistema de pensiones son la jamonada del sanguche, como la clase media (siendo prácticamente todos, de clases medias diversas).
Ocurre, como les dije, que sucede que desde varios frentes de interés como los grupos políticos acreditados en el Congreso de la República, desde las administradoras de fondos de pensiones (AFP), desde la Superintendencia de Banca y Seguros (ojo a este dato), desde el politizado Ministerio de Economía y su quebrada empresa pública llamada Oficina de Normalización Previsional (ONP), también desde un par de “centros de estudios” de algunas universidades privadas, desde medios de comunicación en campaña evidente de posiciones de influencia y desde algunos organismos internacionales que quieren imponer criterios que no se aplican en los países de los que los fundamentan, hubo un extrañísimo consenso para seguir dándole la vuelta a la rueda de la confusión, donde las prioridades no se han tomado en cuenta y donde los costos han sido escondidos en forma irregular, porque de lo contrario, ni las decenas de propuestas de Ley, ni la Ley aprobada, hubieran sido aceptadas por una minoría congresal que la impuso sobre la ignorancia, dejadez y desgano de la mayoría, así como por un gobierno sin rumbo, sin agenda, sin interés por el país.
Una Ley denominada de Modernización, que es un copy paste y a la vez, la mezcla de partes contradictorias de diecinueve proyectos de ley resulta un escándalo, una aberración legal. Pero como ni un solo Congresista -lo lamento, debo decirlo así de enfático-, ni uno solo sabe nada de pensiones y menos de jubilación, colocaron en una bandeja todos los proyectos, los exprimieron y dieron a luz un enredo más en la enredadísima legislación peruana.
El concepto de una reforma debe ser el emplear herramientas útiles. En esta Ley, no se cuenta con estudios actuariales previos (mal punto de partida). Tampoco existe un orden de prioridades, como por ejemplo que sea una Política Pública incluyente el ahorro para la jubilación y el enseñar, explicar y educar en un concepto tan valioso como la cobertura de sobrevivencia los trabajadores y sus familias. Sobrevivencia es todo lo que nace desde el momento que inicio mis aportes previsionales, hasta el día en que ya me jubilo y recibo mi correspondiente pensión.
Los trabajadores tenemos varias pensiones si algo nos pasa en la vida diaria y no nos las explican: pensión de invalidez parcial, pensión de invalidez total, pensión de invalidez temporal, pensión de invalidez permanente.
Los trabajadores dejamos pensiones a nuestros beneficiarios si es que fallecemos antes de jubilarnos y no se nos explica: pensión de viudez (a la pareja formal), pensiones de orfandad a los hijos menores de 18 años, pensiones de orfandad universitaria para los hijos que estudian en una universidad (entre 18 y 28 años de edad), pensiones de ascendencia (para nuestros padres, así sean pensionistas de jubilación).
Sobre estas pensiones que les acabo de hablar, existe eso que se llama cobertura de sobrevivencia, que pagamos cada mes, en las AFP y en la ONP, pero no nos informan, no nos explican, no nos educan a nosotros ni a nuestras familias en lo que implican, cuánto se percibe, cómo se gestionan y muchos detalles más. Es como si no quisieran que sepamos nuestros beneficios previsionales.
Y del mismo modo, esta Ley no iguala hacia arriba (no hacia la pobreza) a los afiliados a las AFP y la ONP, porque establece pensiones mínimas casi inalcanzables en los requisitos y por un monto total que es apenas la mitad de una remuneración mínima vital. Eso, perdonen la palabra, es insulto a los trabajadores peruanos, ya que la pensión mínima en las AFP y en la ONP debe ser equivalente a una remuneración mínima completa. ¿Y cómo se financia esa pensión mínima? Con ahorros individuales y una inicial inyección subsidiaria estatal que debe reducirse cada año hasta extinguirse. Y también, reduciendo el impuesto a la quinta categoría, un robo descarado a los trabajadores de empresas formales, que podrían tener más dinero en sus bolsillos y no más deudas impagables.
Pensiones, hablamos de varias pensiones hasta llegar a la más importante sobre la vida laboral: la de jubilación, que en todos los casos tiene que construirse con ahorros individuales y no con impuestos, porque los impuestos no construyen pensiones, sino pobreza para unos, mediocridad para otros y un botín inmenso para los que hacen las leyes o las promulgan.
En medio de este enredo legislativo, se encuentra una abierta y escandalosa discriminación hacia los trabajadores menores de 40 años, ya que “ellos y solamente ellos” no podrán efectuar retiros del 95,5% de sus Fondos en el momento de la jubilación, porque, dicen los legisladores, se les va a proteger en decisiones que no son correctas y les hacen daño. Pero ¿Todos los congresistas, ministros, viceministros y altos funcionarios acaso no hicieron retiros y en esos casos, fueron correctas sus decisiones? Hipocresía legislativa amigos, pura pose política.
Adicionalmente se dice en la nueva norma que se abre la oportunidad de acceder a pensiones mínimas en las AFP “siempre y cuando” se cumplan los siguientes requisitos: tener 65 años de edad, 20 años de aportes y no haber efectuado retiros de sus Fondos AFP. ¿Saben cuántos trabajadores hicieron retiros de sus Fondos AFP? Casi todos, millones. En consecuencia, este es otro engaño de la ley que nadie leyó antes de aprobarla.
Les digo más. No se habla de los periodos impagos, de cuando uno deja de trabajar en planilla de empresa y deja de aportar a la ONP o a una AFP y se forman silencios previsionales. No existe nada al respecto para estimular la continuidad del ahorro previsional.
Y finalizo, teniendo muchos otros puntos a señalar como defectuosos o errados, dañinos o malvados, que hacen de esa Ley de Modernización un ajusticiamiento al ahorro y una condena a los trabajadores, que se exigirá ahora que todos los mayores de 18 años se afilien a la ONP salvo que digan que desean hacerlo en una AFP. Pero, quién le enseña al casi medio millón de adolescentes que cumplen 18 años de edad cada año, lo que es una AFP, lo que es la ONP, lo que son las pensiones de sobrevivencia y de jubilación, la importancia del ahorro previsional, la necesidad de tener familias formales en un país informal, ¿Quién?
No se le da importancia al sentido del ahorro, al sentido de pertenencia, a la educación previsional, a ser dueños de nuestro esfuerzo y en especial, a que se respeten nuestras libertades.
Si esa Ley fuese una buena Ley, los más jóvenes se interesarían, los mayores se alegrarían y los viejos podrían sentirse con una esperanza posible, en un país que sigue destruyendo el presente y el futuro. Pésimo Congreso, pésimo gobierno, muy mal la SBS apañando este enredo legislativo ¿Por qué lo han hecho?