Resulta que casi a diario, las huestes de la escasa intelectualidad progre y caviar, junto a sus “ecos” de la ultra izquierda, se inventan temas y crean polémicas (eso imaginan que están haciendo), para ver si figuran en los medios, en las redes o en algún espacio de conversación donde se mencione “a quien lo dijo”, no interesando si lo que dijo es importante, debatible, de impacto o trascendencia, por mínima que sea.
Lo que se busca angustiadamente es ser vistos y así, buscar un camino para ser candidato en el siguiente proceso electoral, a la Cámara de Diputados, al Senado de la República, tal vez a un gobierno regional, quizás a una de las casi doscientas municipalidades provinciales, posiblemente a una de las cerca de dos mil municipalidades distritales -como alcalde o regidor, no importa- o a cualquier cargo público nominado políticamente por “su” partido o el que les convenga (ministro, segundón de ministro, asesor, consultor, lo que sea con tal de recibir un pago del Estado, ya que en la actividad privada no estarían subsistiendo por poseer una gigantesca incapacidad e ignorancia, antecedentes de corrupción o ser garantes de la impunidad tradicional de las izquierdas).
El reto es individual en las canteras colectivistas del odio, desde la progre caviarada, pasando por los colorinches morados y amarillos, hasta los extremistas que añoran llamarse partido comunista Sendero luminoso, Patria roja o Perú libre y quieren resucitarlos “usando el sistema legal, para luego destruirlo”, ya que sus acciones subversivas fueron el nutriente que les daba fanatismo para matar a niños Ashánincas, mujeres campesinas, maestros, periodistas, padres de familia, ancianos, policías, soldados y autoridades de zonas alto andinas en especial. El odio y la sangre lo llevan en una sola neurona de maldad, que ocupa todo su espacio cerebral y así se hacen activistas y militantes.
Los progres y los caviares en estos momentos, representan, ante este cuadro real, la mayor amenaza a la Libertad y al rescate de un sistema democrático fuerte, que no se deje influenciar por la horda marxista leninista y maoísta que busca “recodos” de nueva presencia (infiltrándose lentamente en medios de comunicación, universidades, iglesias, sindicatos, escuelas rurales, barrios periféricos, entidades del Estado y de forma maquiavélica, en la Policía Nacional y Fuerzas Armadas).
Los progres y los caviares van inventando “la agenda y la discusión” sobre cualquier estupidez, nunca sobre temas de consenso, respuesta, soluciones y unidad. ¿Cuál es la actitud ante esa desalmada actitud? No hacerles caso y hablar de lo importante: trabajo, medidas para que más peruanos puedan salir de la pobreza, salud al alcance de todos, mejor educación, seguridad integral, menos leyes absurdas y más respeto al ordenamiento legal existencial, menos burocracia y más Libertad para invertir y desarrollar emprendimientos. En suma, un país libre de la enfermedad izquierdista del odio.