Los votantes de Trump están apoyando un experimento de magnitud mundial, que sobrepasa lo que muchos creían, razón a mi entender, lo que explica el impacto ocurrido en las bolsas. Sobre los impactos, son múltiples, desde el nivel local y micro hasta el agregado macro y la economía mundial en su conjunto. Nadie duda que serán los importadores americanos a través de los cuales se recauden los ingresos por aranceles. Sin embargo, determinar quién paga, es a través de la incidencia tributaria, que mide y distribuye, entre ofertantes y demandantes, el efecto del tributo.
En razón que los aranceles de Trump han sido diferentes en el mundo, se han generado efectos cruzados al comparar la oferta propia, con la de competidores, siendo correcto hacerse el cálculo de la incidencia, sector por sector. En síntesis, la Incidencia Tributaria es la comparación del precio de mercado antes de la tarifa, respecto del precio de mercado después de la tarifa o arancel. El resultado de quien pague dependerá de las condiciones de mercado reflejadas de acuerdo con las elasticidades de oferta y demanda.
Adicionalmente en teoría económica existe el concepto de arancel óptimo. Aquel que maximiza la recaudación del país que impone el arancel. Se considera este concepto más relevante para economías grandes, como la americana, en comparación con la peruana que por ser pequeña no tiene capacidad de influir en los precios. En el caso peruano, teóricamente, el arancel optimo más conveniente es el más bajo o cercano a cero, porque el arancel optimo es concepto que depende más de la eficiencia en la recaudación, cuando se es tomador de precio o sin capacidad de influir en ellos.
Si bien en economía la incidencia tributaria se conoce gráficamente como la diferencia entre los precios, en la práctica significa disponer de precisión de hechos tributables en relación de hechos inmunes o inafectos y de hechos exentos. Por lo tanto, la primera ocurrencia de la implementación de los aranceles de Trump es que se ralentiza el comercio, hasta que los agentes económicos dispongan de precisión y agilidad en cada sector respecto del procesamiento de hechos inmunes, inafectos y exentos.
Por otro lado, cuando Estados Unidos pone un arancel a un país pequeño como el Perú… ¿quién paga?. La respuesta es simple: Los ofertantes peruanos “pagan” porque enfrentan una demanda inelástica o rígida al no tener mercado interno relevante. En cuanto al efecto total para la economía peruana, será la sumatoria de los efectos en cada uno de los mercados, no ocurriendo lo mismo con China o los países de la Unión Europea. Sin embargo, un país pequeño debe considerar el efecto total o neto que le involucra.
Termino con tres puntos. El primero, según el discurso del secretario de comercio Howard Lutnick, que lo repite como si continuara en campaña, la reindustrialización será posible con aranceles, producto que posibilita la disminución de impuestos internos contribuyendo al objetivo de votantes y de inversores. En resumen, la actual guerra más que de aranceles es de discursos o narrativas.
Segundo, Kristalina Georgieva director gerente del Fondo Monetario Internacional precisó recientemente los riesgos de la implantación de aranceles por su efecto para potenciar el crecimiento y la productividad. Veremos que propone el equipo del Fondo dentro de dos semanas, durante las reuniones de primavera, para hacer frente al decidido incremento de la productividad que significa “America First”.
Tercero, la diplomacia presidencial en la región es importante, porque los aranceles de Trump no pueden significar anular de un plumazo acuerdos de libre comercio aprobados por congresos, como el que tienen Perú y los Estados Unidos. Así como tampoco la posibilidad de concretar uno como el que quiere Argentina, sobre todo, porque mediante esos acuerdos, se establece marco legal seguro y predecible para la protección mutua de inversiones e inversionistas y acceso ampliado a los mercados de servicios, incluyendo los financieros.