Decía un periodista amigo mío que “lo más simple, encender un cartucho de dinamita, que es una práctica usual en los activistas y militantes del odio que nacieron en las aulas universitarias del comunismo burgués, se ha vuelto lo más complicado en sus actividades y desarrollos, porque requieren dosis intensas de entrenamiento y múltiples ensayos para comprender, entender, aprender y usar un simple palillo de fósforos. La brutalidad de los camaradas es una relación ideología fracasada y retraso mental que polariza cada día más la ambivalencia socialista entre ser un total idiota y ser el más completo imbécil. Esa brigada revolucionaria del siglo XXI es la estupidez puesta en escena. No saben hacer nada simple, no pueden hacer nada sencillo, no tienen ideas, no usan sus mentes, carecen de pensamiento propio, son la humanidad nueva, impregnada de desinteligencia. Por eso, en estos tiempos, se han derrotado a sí mismos, se siguen hundiendo en el vacío de la soledad popular, en la ausencia de respaldo hacia ellos. Estamos probando que el mayor enemigo de la humanidad, las izquierdas (el comunismo, el socialismo, los progres -disfrazados- o como quieran denominarse ahora), están haciéndose cargo de su propia desaparición y por primera vez lo están haciendo muy bien, jajajajaja”.
No encontré mejor introducción para hablar un momento más, sobre el conmovedor llanto de las izquierdas del odio, cuando la violencia no estalla. Y es muy conmovedor porque sus lentos aullidos y maullidos siguen hoy haciéndose como un eructo y jamás como un eco (por eso se dicen apestosos y nunca contagiantes).
Hasta hace unos pocos años, los desvestidos intelectuales, los deshonestos panfletarios de las izquierdas del odio inundaban diariamente páginas y redes, imágenes y ondas radiales, emitiendo falsedades escritas, habladas y lo peor, usando de forma intencionalmente manipuladora, escenas captadas que eran “retocadas” en su integridad para falsear la realidad y condenar personas y con esa condena, aniquilar paso a paso, diversas instituciones de la sociedad (policía, fuerzas armadas, iglesia, justicia, partidos, etc.) hasta que la genialidad ciudadana, el valor de la Libertad, se puso en escena para enfrentarse en todos los ámbitos a la mentira, la maldad y el crimen marxista.
¿Quieren un ejemplo? Vean lo ocurrido en Ecuador, donde los medios de comunicación perversos, las oenegés de dudoso financiamiento y los grupos políticos del retroceso patriótico tramaron por meses “encuestas” falsas para ir manipulando la decisión soberana del pueblo que, callado y dialogante en sus casas, trabajos, escuelas y universidades, le dijo NO a las izquierdas del odio, nunca más “correísmo” (que es lo mismo que chavismo) para demostrar en y con los resultados una aplastante victoria de la Libertad frente al comunismo disfrazado.
Nada tan bello como el resplandor de la luz sobre las tinieblas.
Imagen referencial, Pablo Picasso, “la mujer que llora”