No es un escándalo nacional, es un hecho natural en el país de los delincuentes que no son procesados, ver que la impunidad se reconoce como un deber de Estado, ya que los implicados vienen de todos lados y van hacia un solo sentido: tomar el poder, ejercer presión, robarle al Perú y “rotar entre unos y otros” que son más que iguales en la escena, parecidos en costumbres, similares en inmundicias.
Varios de 43 partidos, en realidad se menciona que casi todos, han industrializado el delito de suplantación de la identidad de miles de ciudadanos, con fines perniciosos (falsificar sus firmas) en documentos oficiales, que les dan la calidad de “inscritos” en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del cuestionado Jurado Nacional de Elecciones del Perú (JNE). Es decir, no hubo auditoría, controles, verificaciones de los planillones entregados ante las autoridades electorales y como es costumbre, unos a otros se señalan como responsables, pero jamás como lo que son: culpables.
Las organizaciones criminales que anidan el escenario político, siguen con “licencia para matar la democracia y destruir la Libertad”. Y de esas colectividades del hampa ideológico, las de las izquierdas del odio tienen como privilegio ser las más pervertidas y dañinas. Son, siempre son los progres y caviares los que adornan sus delitos y se hacen los que no ven lo que ocurre o permiten lo que está pasando, porque su expertise es legitimar el crimen y autorizar lo irregular. Pero si de este escándalo repetido en cada proceso electoral se devela algún grupo que no es del entorno marxista o como se les llame sin decirse comunistas o socialistas, se hacen de ventiladores de campañas de desprestigio. Algo así como “miren al que roba, no me miren a mí, que también robo, pero estoy denunciando a los demás”.
Lo más grave es que, sabiendo lo que estaba pasando, comprobamos que es un clásico ver la lavada olímpica de manos sucias y nos preguntamos: ¿Es natural y normal que los que deciden un proceso electoral, sean fuente de fraudes? La respuesta es… verdad.