Insistir, no provocar; explicar e informar, no pegar ni ahuyentar. Las izquierdas del odio se enfrentan a una nueva forma ciudadana de decirles “que no”, que sus discursos, gritos y ataques, tan agresivos y violentos contra la democracia y la Libertad, no van a encontrar en los jóvenes, trabajadores, amas de casa, colectivos de lucha para derrotar a la pobreza, aceptaciones “de las nuevas verdades” que se inventan los marxistas leninistas, ante el fracaso del comunismo y su careta más “asolapada”, el socialismo que también -valga decirlo-, se cambia de nombres y los acomoda cada cierto tiempo, para engañar usando la política, la religión y la educación, como sus nuevas conquistas desde adentro, infiltrándose para destruir cuanta institución exista como bloque de contención a las ideologías del totalitarismo extremista de las izquierdas, cuyos emblemas son la misma figura de los nazis con sus cuchillos de sangre, la misma propaganda marxista y maoísta de guerra, matanzas y crímenes de lesa humanidad.
Ante sus fracasos y frustraciones, ingresaron a las aulas de escuelas y universidades a contaminar con la doctrina del odio, pero en el tiempo, al ser insostenible ese discurso de violencia y resentimiento, los más jóvenes dijeron “que no” al deseo insano de la agresión usando la educación. Las izquierdas, muy divididas ante todos, como es su estrategia de tener muchas barajas para confundir y luego replegarse para que manden los más extremistas, sintieron que dominar la educación era suficiente, pero no vieron que la educación se compone no solamente de los maestros, sino y fundamentalmente de los Padres y Madres de Familia, de los alumnos y de miles de trabajadores que fueron entendiendo porqué existían núcleos de dirigentes ideologizados, que usando de mala forma a los sindicatos, se imponían sobre los estudiantes, sobre sus padres y madres y sobre los trabajadores en cuyas manos y esfuerzos está un pilar fundamental.
La contrarrevolución se fue abriendo como un gran abanico para fortalecer la voz de la Libertad y detener, dejar de permitir que los extremistas sigan causando suspensiones de clases a millones de niños y jóvenes, muchos de ellos muy pobres. La contrarrevolución se dio por acuerdo de valores y principios, demostración de virtudes que hacen del ejemplo, el rumbo al éxito.
Los comunistas, los cobardes que no se llaman como lo que son, porque el mundo ha despertado frente a la sinrazón, aunque éstos criminales se escondan para reinventarse rostros, siguen dañando y se empecinan en infiltrarse en las instituciones que se resisten al marxismo, para destruir desde adentro lo que odian, la Libertad, a los que odian, los hombres y mujeres libres.
Mucho cuidado con los colores de la cobardía, sean morados, amarillos o lo que quieran presentar. Mucho más cuidado con los rostros que cubren la maldad, la perversión, el cinismo y la envidia. La Libertad no es un juego de hipotecas, es nuestra pertenencia, irrevocable, vencedora siempre.