Hemos pasado de la impresión a la eterna desilusión, un momento que se hace permanente, donde lo que podría ser anecdótico ya es parte de la historia y la historia, alguna vez fue una anécdota de recuerdos ahora irrepetibles, por voluntad de los nuevos mafiosos que dominan las escenas del poder y la presión. Eso es lo que nos pasa y desde hace décadas, el péndulo de la lucha entre los grupos de poder y los grupos de presión, que como decía Ricardo Escudero en una de sus conversaciones en la red: “nos someten a estar en el medio y ser el silencio cómplice y aceptante, para no hacernos de problemas. Nos sentimos dentro de la ola de la inmundicia y la aceptamos porque, sin ser inmundos, sabemos sobrevivir. Pero la ciudadanía no es el arte de sobrevivir, sino una tarea de valentía en valores, principios y virtudes, algo totalmente contrapuesto a lo que hacen los políticos y periodistas, esa suma de facinerosos dispuestos a lo que sea y cuando sea, con tal de dominar y enriquecer sus alforjas de monedas sucias con el esfuerzo ajeno. No somos una sociedad valiente, sino un mar agitado donde las islas son pocas y en ellas se posan, se atrincheran y educan, nativos digitales independientes y numerosas familias verdaderas, dispuestas a resistir, porque estamos en tiempos de resistencia, en defensa de la Libertad”.
Reflexionemos y digamos las cosas con claridad. No se trata de echar culpas y decir haz algo. Sobrevivimos sobre un mar de porquería, donde los delincuentes son fiscales, jueces, congresistas y policías. Estamos nadando en la corriente contraria a la estupidez y la ignorancia, para resistir. ¿Y tenemos tiempo aún?
Miremos con mayor claridad: El poder del crimen se impone en un país sin instituciones y sin ciudadanía activa, esa es la terrible verdad y esa es la tarea a afrontar de quien intente ser diferente a la porquería que nos gobierna y decide por millones de peruanos, desde hace décadas: vencer al crimen organizado, el que se distribuye en los partidos políticos, los medios de comunicación, en gremios y sociedades mercantilistas, en sindicatos mucho más mercantilistas y colectivos de fachada que se inventan para estafar el sentimiento popular. Esa es la tarea, grande y arriesgada que hasta el momento, no veo quiénes vayan a hacerla su cruzada, junto a los que resisten, en esas islas de preparación para la lucha por la Libertad.