Entender la facilidad del desastre en la política, como alimento de supervivencia no es sencillo, porque ocurren hechos y se suceden muchas situaciones que van entre la fantasía y lo casi imposible, para ocultar los delitos que se generan a diario desde los altares de la corrupción y la impunidad. Por ejemplo, no es que “se decide y listo”… se contrata a un operador en Palacio de Gobierno para que le arme los sicosociales a cada ministro y cómo no, a la propia presidente, a Dina Boluarte. Esto es un poco más complejo porque se contrata por fuentes indirectas y reservadas a los “asesores extranjeros de imagen y manejo de crisis”. De esos asesores conocemos algunos que en tiempos de Vizcarra se hicieron más que famosos, más que millonarios, más que cómplices. Esos famositos de cobros enormes, regresaron con Boluarte, gracias al consejo de Vizcarra, el verdadero poder oculto. Lo repito y lo sostengo: Vizcarra es el gran operador de la siniestra escena política peruana. Pero, entendamos esto despacio.
Tenemos una escena “aburrida” donde no interesa si la señora Boluarte hace bien o deshace el bien, si “mete la pata” o se la meten a ella (perdonen, pero se trata de que le siembran situaciones donde ella, por naturaleza e ignorancia, por credibilidad a los que dicen “dejarás un legado”, se resbala y cae, como pidiendo hacerlo, porque “le meten la pata” que a ella le agrada. No es una locura, es política sucia y perversa, en la cual le han hecho creer a esa señora que es “ídolo, mami, arrullo, expectativa y manto de inspiración”, siendo en verdad, una delincuente que tendrá que pasar el resto de su vida en prisión, pero junto a su operador siniestro y sus cómplices. Vizcarra es solamente la cabeza del pulpo (que carece de cerebro, por eso los asesores lo vitaminizan).
Cuesta entender, pero lean despacio: nada es casual, los protagonistas se ocultan, los titiriteros están sobre el entarimado tapados por un enorme manto de impunidad, mientras sus muñecos y muñecas bailan al ritmo y son del sencillo que lanzan desde lo alto sus digitadores. No interesa el país, no les interesa ni siquiera sus familias o su futuro inmediato, porque viven para el delito desde el poder y para lograrlo, ejercen un poder de presión que se alinea con los innumerables mini cárteles que hay en el Perú (de la droga, del transporte, extracción ilegal de minerales, tala, trata y tráfico de personas, contrabando, licitaciones y contrataciones de obras públicas…).
Entonces, el delito prima, el país no interesa, no les importa nada y creen, otra vez, gracias a sus asesores, que si siembran acuerdos o amistades internacionales sobre el compromiso de grandes negocios para otros y grandes perjuicios a los peruanos, esos “otros” les protegerán, como es el caso de Lula Da Silva y la prófuga Heredia, o el caso de ex ministros que se ocultan en Venezuela, Cuba y Europa del este (por negocios de lavado de activos, la venta de armas, triangulación de minerales, lo que usted se imagine y más). En esos grandes negocios, algunos tienen la suerte de “caerles bien a los más grandes ladrones del mundo” (por ejemplo, Odebrecht), de allí que los protejan cuando se fugan con su ayuda y alcancía.
Visto el teatro del absurdo, veamos la realidad nacional: el 2026 elecciones presidenciales y no se vislumbra ni un solo candidato que reúna tes grandes cualidades (1) pertenecer a un partido político de presencia nacional (2) ser un profesional destacado y a la vez, una persona honesta (2) no mentir ni haber mentido; no robar y jamás haber robado. Resumen: Partido como institución, Líder como persona, Ejemplo como ciudadano.
Repito para los fanáticos, para los amigos y no amigos: “hasta el momento”.
Unos podrían decirme ¿pero “B”, “K” y “P” no están en carrera? No, no lo han dicho formalmente y eso, es un error garrafal, porque los líderes no se anuncian a la hora final, sino que se presentan desde el pitazo inicial o antes si es necesario. Son candidatos naturales, dirigentes del mensaje y esperanza, recorren el país y hablan con los ciudadanos y sus familias, sienten el olor de la tierra y el dolor de sus gentes. ¿Quién está en ese camino de forma permanente? La respuesta no es “es que…”
Las elecciones del 2026 han comenzado hace tiempo, no se iniciarán con la inscripción de candidatos. Si no lo entienden los aspirantes a gobernar, seguiremos igual que con Dina, peor que Castillo, mirando de lejos como Sagasti o Merino, terriblemente entregados a un villano como Vizcarra (de los demás, ya saben, menos peores pero de igual calibre negativo).
Nadie tiene Agenda de Entrada y Boluarte con sus cómplices, carecen de Agenda de Salida. Así estamos, viendo y repitiendo que hay que hacer algo, pero no hacemos nada y seguimos entregando el Perú a más ladrones.
¿Se dan cuenta?
