Las definiciones sobre lo que es correcto o incorrecto, ¿necesitan la aprobación de los que han pervertido el significado de esas palabras? porque sería como depender en el ámbito de la legalidad, de la voluntad de los que delinquen y pretenden desconocer las leyes para imponer eso que denominan “un nuevo orden de cosas”, o sea, para reestablecer las dictaduras de las izquierdas del odio (que por definición son la esencia del marxismo leninismo puesto en escena para desmoronar el Estado de Derecho, aniquilar las instituciones y desprestigiar a la ciudadanía imponiendo el igualitarismo absoluto, la ignorancia total, la esclavitud permanente ante los designios y las órdenes del partido comunista o como quieran que se llame la ideología política de la muerte de nuestras Libertades). “Es como decimos, o no es legítimo” escriben los socialistas y frenteamplistas, los petardistas y los panfleteros, los que deshacen la democracia como una hilvanada de sogas que se ponen en el cuello de los que creen que es posible entenderse con sus verdugos, hasta que son ahorcados con la dictadura del proletariado y su himno de la lucha de clases.
Estamos en un momento de impulso hacia la rehabilitación de la política, una tarea inmensa que no se ve hasta que comienza a dar resultados y por eso, el nombramiento de un gabinete diferente a lo que siempre se veía, ha puesto en duda -otra vez más- el discurso de las izquierdas del odio, que del grito hacen su emblema y orgullo, pero siguen en la misma licuadora de histeria, agitando a las masas para pervertir el orden y confundir, mientras tejen sus armas de destrucción social en base al resentimiento cuando les fallan los cupos prometidos por los que decían que iban a ser, pero están como siempre, sin ser nada, sin ser “nadies”.
Que salgan a protestar, puede ser, pero que no afecten la paz y la tranquilidad de los trabajadores y sus familias, eso no, de ninguna manera. Si desean, dentro del marco de la Ley y la Constitución hacer de sus expresiones una forma de llamar la atención, que lo hagan, ordenados, sin interrumpir el tránsito, sin ensuciar las calles o prender fogatas con su basura, sin tirar piedras para intentar matar a nuestros Policías, eso no, porque lo que quieren las izquierdas del odio, es llenar de tumbas “de otros” sus emblemas y discursos, fabricando muertos con los ajenos y no con sus militantes ni con sus dirigentes tan cobardes como sus congresistas.
Las izquierdas del odio quieren tumbas poco profundas, para bailar sobre el cadáver de sus víctimas, ¿no se dan cuenta? Sus fracasos son su nuevo rostro.