La versión “era caviar” como período histórico de dominación progresista y negacionista, y la definición “izquierda del odio”, no son neutrales; son una respuesta ideológica de los sectores conservadores, de la derecha pensante, usada para deslegitimar a la extrema izquierda y sus satélites en los medios de comunicación y redes sociales. Aquí una tabla rápida para desglosarlos y entenderlos:
| Término | Definición |
| La izquierda del odio | Una izquierda “tóxica y virulenta” con raíces “que mezclan posiciones extremistas con posiciones de acomodo estratégico” (aludiendo a Sendero Luminoso, el MRTA o los grupos ideológicos derivados desde la época del dictador Juan Velasco), que prioriza el odio, la violencia verbal y la confrontación sobre el diálogo. No es toda la izquierda como concepto de masa, sino la “radical y oficial” la elástica (que va de extremos a extremos) y que usa insultos como “facho” para silenciar. |
| Las izquierdas del odio | Plural para abarcar facciones: desde comunistas (Perú Libre, Juntos por el Perú, PC Patria Roja, PC del Perú SL hoy denominado Militarizado PC del Perú) hasta “progres de sofá” y ONG politizadas que tienen representantes en el Congreso (infiltrados en lo legal, para destruirlo desde adentro). Carecen de propuestas, solo generan caos, anarquía, violencia, crímenes, envidia y ataques a las FF.AA. o la democracia en su conjunto. |
| La era caviar | Un “período político oscuro de dominio negacionista”, de influencia de élites progresistas (“caviares”) que controlan parte de la academia, oenegés activistas, medios militantes en redes sociales y señal abierta, así como diversas instituciones -que han copado irregular e ilegalmente- para imponer agendas de “control político”. Está vigente, es la época actual de corrupción, impunidad y desconexión con el pueblo, a la que hay que derrotar y reemplazar. |
En resumen, es una observación sobre cómo se ha capturado ideológicamente el poder desde los 90s, con picos en gobiernos como el de Toledo, Humala, Vizcarra o Castillo, llevando desde manipulaciones gubernamentales a protestas violentas y “resentimiento” como un eje fundamental comunicacional y educativo, de constante ataque (contra la propiedad privada, el ahorro personal, las inversiones extranjeras, la historia y los valores patrios).
La “izquierda del odio” es una expresión que ha cobrado fuerza en los últimos años, especialmente en debates políticos y se usa para criticar lo que algunos ven como un discurso progresista o de nuevo corte “revolucionario” que, lejos de promover la inclusión, fomenta división, resentimiento y hasta violencia verbal o simbólica. Aunque no es un término académico formal, su crecimiento en redes sociales y en círculos intelectuales refleja un cambio en cómo se percibe el activismo marxista contemporáneo.
¿Qué es la “izquierda del odio” y por qué surge esta denominación?
- Definición básica: Se refiere a una facción de la izquierda política (progresista, woke o identitaria) que, según sus críticos, transforma ideales que usa como elemento de manipulación, como la justicia social, en herramientas de polarización. En lugar de unir, acusa sistemáticamente a grupos enteros (como “blancos privilegiados”, “capitalistas” “fachos”) de ser inherentemente opresores, generando un ciclo de victimismo y agresión moral. No es “odio” en el sentido literal de violencia física, sino un resentimiento ideológico que etiqueta cualquier disidencia como “fascista” o “racista”, silenciando el diálogo.
- Orígenes y crecimiento: Nace como contra narrativa a la idea de que el “odio” es exclusivo de la derecha. Pensadores como Agustín Laje argumentan que la izquierda ha monopolizado el término “odio” para deslegitimar opositores, pero ahora se le devuelve el disparo con fundamentos: su propia retórica genera divisiones profundas. En redes como X (antes Twitter), ha explotado desde 2020, con picos durante protestas como Black Lives Matter o debates sobre género, donde hashtags como #IzquierdaDelOdio acumulan miles de menciones. En la academia, se discute en contextos de “teoría crítica” o “estudios poscoloniales”, donde el lente opresor/víctima simplifica realidades complejas.
Por qué importa saberlo: Sin esta denominación, ignoramos cómo el lenguaje moldea la realidad. Es como un “contra-discurso” que expone hipocresías, similar a cómo “fake news” cuestionó la verdad mediática.
Su auge en redes sociales: De meme a arma cultural
- Dinámica viral: En plataformas como X, TikTok o Instagram, la expresión se propaga porque captura la frustración con el “cancel culture”. Usuarios la usan para ridiculizar campañas que, bajo el pretexto de “lucha contra el odio”, atacan figuras públicas o ideas disidentes (ej.: boicots a autores conservadores o doxxing a influencers). Por ejemplo, en 2025, ha sido trending en debates sobre migración en Europa o identidad en Latinoamérica, donde se acusa a la izquierda de fomentar “odio inverso” contra la “mala conciencia blanca”.
- Impacto: Las redes amplifican emociones binarias (bueno/malo), y esta etiqueta ayuda a viralizar críticas. Ha pasado de nicho derechista a mainstream, con influencers como @PrimerPedal acumulando miles de interacciones al llamarla “izquierda del odio” en contextos como la corrupción en España o México.
Por qué importa saberlo: Las redes no son neutrales; son campos de batalla ideológicos. Entender esta expresión previene la radicalización: si no la nombras, dejas que el “odio” se normalice sin contrapeso, erosionando la libertad de expresión. Como dice un análisis reciente, “la izquierda redefine la violencia como virtud”, lo que justifica agresiones en línea.
En la academia: De teoría a dogma divisivo
- Raíces intelectuales: En universidades, surge de corrientes como el posmodernismo o la “nueva moralidad opresor/víctima”, donde se enseña a ver el mundo solo a través de identidades (raza, género, clase). Críticos como Jonathan Haidt argumentan que esto fomenta tribalismo: une grupos contra “enemigos comunes” (ej.: el “patriarcado” o el “colonialismo”), pero genera antisemitismo o cancelaciones masivas, como en campuses de EE.UU. En Latinoamérica y España, se ve en debates sobre “decolonialidad”, donde se acusa a la historia occidental de “odio estructural”.
- Crecimiento: Estudios como los del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) en Argentina analizan cómo estos discursos antidemocráticos (“ellos o nosotros”) se materializan en políticas públicas, como cuotas identitarias que priorizan grupo sobre mérito.
Por qué importa saberlo: La academia forma líderes. Si no cuestionamos esta “lógica del odio” de la izquierda, perpetuamos una educación que infantiliza (maniquea: bien vs. mal) en vez de fomentar pensamiento crítico. Es muy importante para debates éticos: ¿es justicia social o resentimiento disfrazado?
Razones clave para que todos sepamos sobre esto
| Razones para entender la “izquierda del odio” | Ejemplo en redes/academia | Consecuencia si la ignoramos |
| Promueve equilibrio en el debate: Evita que un lado monopolice el “amor vs. odio”. | Hashtags como #CallaSigrid exponen hipocresías en protestas. | Polarización extrema; silencio forzado a disidentes. |
| Revela hipocresía ideológica: Critica cómo el progresismo genera “odio inverso” (ej.: contra judíos o conservadores). | Antisemitismo en campuses, justificado como “anti-sionismo”. | Aumento de violencia real, como en manifestaciones. |
| Fomenta responsabilidad cívica: Pasa de victimismo a acción real (mérito, diálogo). | Artículos como “La vanguardia del odio” en Disidentia y Minuto Digital news. | Sociedades divididas, con “cancelaciones” en vez de soluciones. |
| Protege la democracia: Nombra el tribalismo para combatirlo. | Discursos de “ellos o nosotros” en LEDA. | Erosión de libertades; auge de autoritarismos “progres”. |
En resumen, la ‘izquierda del odio’ no es un insulto vacío, sino una alerta. En un mundo hiperconectado, donde redes y aulas moldean opiniones, ignorarla es ceder terreno al resentimiento. Saber de ella nos invita a un debate más honesto, donde el ‘amor’ no sea excusa para el silencio forzado. ¿Resultado? Una sociedad más unida, no por uniformidad, sino por respeto mutuo.
Imagen referencial, captura de pantalla, YouTube

