Uno de los temas que más nos preocupan progresivamente, es saber más o menos bien si existe alguna persona que muestre capacidad y talento, honradez y sensatez, verdad y energía para llegar a ser Presidente del Perú en las elecciones del año 2026 que hasta el momento se ven como en agenda segura, pero que inevitablemente en el país, es un “quizás”, porque tenemos un Congreso experto en vacancias, que hace lo que le da la gana cuando el apetito se le comienza a expresar en la panza de egoísmos y ambiciones.
El Congreso es un elemento de rechazo y ni un solo congresista tiene una aceptación aprobación o “respetación” que le haga ver como líder de influencia y referencia. Quizás la más ponderada sea Adriana Tudela, por su lejanía de escándalos y enfrentamientos propios de la bajeza política, revanchista y farandulera, pero carece de soporte partidario y el nuevo dueño de la verdad en esa colectividad llamada Avanza País, es un impresentable para esta aspiración presidencial (sus dotes no van del éxito como conductor de programas, hacia querer ser conductor de una nación como el Perú).
Siendo por lo tanto un almacén de pugnas y un galpón de contaminantes del mal, el Congreso tiene posibilidad de ser mejor siendo todo lo contrario. En esa tarea, Fernando Rospigliosi, periodista, es una voz fuerte que sabe bien del comportamiento de las izquierdas del odio y sus ambiciones específicas. En consecuencia, trata desde su posición como Presidente del Congreso, de reconvertir la imagen de dicha institución, pero es imposible, porque el redil está lleno de lobos hambrientos que siguen un mismo libreto, con diferentes colores.
Si elucubramos, ¿podríamos tener “otro nuevo presidente” antes de las elecciones o estas postergarse o poner otra fecha en virtud de una nueva crisis? Es posible, en el Perú es posible siempre lo mismo, pero peor.
En consecuencia, si vemos el panorama actual solamente y no lo que pueda suceder si el Congreso sigue en lo mismo de siempre, pero con peor ensañamiento ¿qué requiere ser o tener el próximo presidente, a quién se requiere como presidente?
Las oportunidades de tener un mejor presidente -frente a todo posible escenario- se pueden dar, si Jerí sube la valla referencial, porque él tiene el deber de mejorar indicadores y dejarlos como señal de respeto y exigencia al sucesor. En este camino, los siguientes meses van a desencadenar salidas (renuncias a la postulación), porque el Presidente de la República está demostrando querer hacer, poder hacer, lograr hacer. Y eso, es mucho más de lo que Humala, Toledo, Vizcarra, Kuczynski, Sagasti, Castillo y Boluarte representaron. Esa, es una buena señal hasta el momento, si es que sabe superarla cada mes de los pocos que tiene como responsabilidad presidencial.
De los casi cuarenta partidos que van en carrera electoral, se deben caer unas diez planchas para no perder la inscripción y mirar las elecciones regionales y municipales como la gran caja de ingresos de los partidos: 26 gobiernos regionales, más de 190 alcaldías provinciales y más de 1,900 distritos (cada uno con sus respectivos asambleístas regionales, regidores provinciales y regidores distritales). ¿A cuánto cada candidatura? ¿De eso se tratan las elecciones? Hasta el momento, en el Perú, sí, de esos se tratan y por eso se aprobó la absurda reforma política y electoral, que a nada bueno conducen y a todo lo malo nos llevarán, salvo que suceda un milagro de sensatez y tenacidad.

