El tema es que, habiendo casi 40 posibles candidatos presidenciales, de más de 60 precandidatos con la misma intención de “salvar al Perú”, me parece que unos diez y hasta quince se bajarán de esas candidaturas en el curso de los siguientes meses porque no podrán en perspectiva, alcanzar los requisitos mínimos para mantener su inscripción en el Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones JNE y sus partidos perderán su vigencia. Eso por un lado y del otro lado, es un “buen negocio” -muy sucio, por cierto- cobrar a precandidatos al Senado y Diputados y luego decirles: “¿saben qué? no hay condiciones para pasar la valla en estas elecciones, así que se retiran las listas, no les devolvemos sus pagos y vamos más seguros a las elecciones regionales y municipales de octubre”. ¿Podrá suceder eso? Por supuesto, ese es el caso que se viene ahorita.
Y los incautos, ingenuos o muy confiados perderán sus pagos y soñarán con pagar nuevamente para que los pongan como pre candidatos y quizás candidatos en alguno de los 26 gobiernos regionales, casi 190 alcaldías provinciales y alrededor de 1,900 alcaldías distritales Y la promesa del crimen político será anunciada de esta manera: “si pagas al partido y vas de candidato a uno de esos niveles -región, provincia o distrito- recuperas tu pago cobrando a los que van en tu lista como candidatos a asambleístas regionales o regidores provinciales o distritales”. ¿Qué te parece? ¿Quiénes caerán en las redes de los estafadores de la política peruana?
El pantano de la política es un tema que merece ser destapado con lupa, especialmente cuando hay tanto humo alrededor de las elecciones. Mientras todos hablan de los “pesos pesados hasta la fecha, porque todo puede cambiar en cualquier momento”, el verdadero drama -y el más sucio- está en las sombras, con partidos que se alimentan de la ingenuidad de aspirantes y el miedo a quedarse fuera del juego. Por eso queremos despertar sin caer en el sensacionalismo, a los incautos, ingenuos, buenas gentes, potenciales víctimas e inocentes ciudadanos que piensan que pueden hacer algo por el país, pero están entrando en la cueva del terror político cuyo ingreso está lleno de bellas luces y nutridos colores, pero en su interior arden las brasas de una siniestra maldad.
Primero, contextualicemos con lo que está pasando. Según reportes actualizados, hay 39 partidos políticos inscritos en la Oficina Nacional de Procesos Electorales ONPE con precandidatos presidenciales para las primarias y no son pocos los que ya muestran grietas. Son más de 60 nombres en total entre precandidatos confirmados y aspirantes en listas internas: de un mar de opciones, solo unos pocos sobrevivirán al filtro del JNE. Para inscribir fórmulas completas al Congreso, muchos partidos van cojeando. Nueve de ellos -como Sí Creo de Carlos Espá- llegan a las internas con listas congresales incompletas, lo que podría invalidar sus candidaturas enteras si no corrigen esto antes del 2 de diciembre.
Ahí entra la hipótesis de los “bajones” masivos: estimo que al menos 10-15 precandidatos presidenciales se retirarán rápidamente durante los próximos meses, porque sus partidos se proyectan a no cumplir con los requisitos mínimos de votos/porcentaje de la valla electoral y el número mínimo exigido de Diputados y Senadores (son tres componentes requeridos para sobrevivir); varios podrían perder vigencia post-elecciones si no sacan escaños. Si siguen en la pelea electoral, se arriesgan a desaparecer oficialmente y las inversiones y cupos no les van a durar mucho tiempo (los partidos menos conocidos y a la vez, más pequeños, cobran tarifas menores, en consecuencia, deben decidir entre un importante ingreso económico en manos de los dueños del partido, o mejores cifras para mayor tiempo, con algunas mejores posibilidades de seguir lucrando (en alcaldías).
El meollo sucio: ese “buen negocio” de cobrar por nominaciones y luego jalar el tapete y, aunque no siempre es “ilegal” en el papel (la ley permite aportes voluntarios), en la práctica es una estafa piramidal disfrazada de democracia y participación. Reportes recientes confirman que hay partidos que cobran hasta S/80,000 por un puesto en las listas al Congreso o el Senado, disfrazado el cupo exigido o extorsión como “cuota de candidatura” o “financiamiento para el funcionamiento del partido”.
Pero atención amigos y no amigos: convocar, inscribir, cobrar, retirar listas “por falta de condiciones y no salir en las encuestas” sin devolución y redirigirse a elecciones regionales/municipales es el gancho perfecto para los ingenuos. ¿Por qué? Porque las elecciones regionales de octubre 2026 (26 gobiernos, más de 190 provincias, alrededor de 1,900 distritos) son un pastel más jugoso para los partidos menores: menos escrutinio nacional, más cuotas locales, más víctimas en cadena. Y ahí viene esa cadena: “Paga S/20,000-50,000 y eres candidato regional, y recuperas cobrando S/5,000-10,000 a cada regidor o asambleísta en tu lista”. Es un esquema Ponzi político, donde el de abajo siempre pierde.
Evidencia fresca: hay denuncias recientes de “afiliaciones fantasmas” (miles de firmas falsas para inscribir partidos y no pasa nada, los falsificadores y sus ilegales partidos están en carrera), pero también de cobros directos que dejan a precandidatos en la calle. En foros y redes, exaspirantes cuentan cómo ya pagaron miles por “procesos transparentes” que nunca se hicieron, o listas que se “retiraron por estrategia”. Crece por ello nuestra idea que en el curso de los próximos meses, las encuestas serán el detonante, el desencadenante de la salida de varios de los presidenciables “no conocidos, ni reconocidos”.
Lo más grave entre tantas “gravedades”: Decenas de mineros ilegales y prontuariados están como invitados o colocados en lugares preferentes en listas al Senado o la Cámara de Diputados (como en Perú Libre o Podemos), usando estos cobros para blanquear fondos, propagandizar a los dueños o sembrar agentes de cercana y futura desestabilización institucional. Ocurre en casi todas las agrupaciones este negocio de cobrar por participar en un acto electoral que servirá para designar candidatos al Congreso y a la Presidencia de la República.
Calculen las cuotas de ingreso y las mensualidades mientras estamos en el proceso electoral, porque si a un cacique o dueño de partido le da la gana de retirar a un candidato presidencial… puede hacerlo sin consultarle.
Imagina que sueñas con cambiar el Perú desde el Congreso. Pagas S/50,000 a tu partido por un lugar en la lista creyendo ingenuamente que es para consolidar la estructura política, organizar mejor al partido, crear mensajes de campaña y ayudarte contratando expertos publicistas que apoyen a todos los candidatos. Después te dicen supuestamente acongojados: “Lo sentimos, no hay condiciones ahora, nos están limitando en la campaña, no salimos en las encuestas, no pega el mensaje, los más grandes ya compraron al Jurado Nacional de Elecciones, mejor probemos suerte en las elecciones regionales y municipales”. ¿Tu dinero? Evaporado, pero en los bolsillos de los dueños del partido, que evidentemente no son líderes, ni dirigentes, ni caudillos, sino unos bribones. Esto no es ficción; es el pan de cada día en la política peruana y peor hacia el 2026.
Lo repetimos, esto no es una novela de mafias; es el pan de cada día en la política peruana rumbo al 2026. Con 43 partidos inscritos -de los cuales varios llegan a primarias con listas congresales incompletas, al borde de la invalidación por el JNE-, el circo electoral se ha convertido en un esquema Ponzi disfrazado de democracia.
Precandidatos presidenciales (más de 60 de los que se predice quedarán 35 – 39 en cartera) se multiplican como hongos, pero 10 o más se bajarán en los siguientes meses porque no aparecerán en ninguna de las encuestas, no serán tendencia en nada, no se les escuchará, no estarán en el pelotón de avanzada, dando la cara al elector, no lucharán y entonces, se acobardarán y huirán para no perder “la sagrada inscripción en el ROP del JNE”.
El iceberg de precandidatos: ¿irán despareciendo conforme vayan saliendo las encuestas?
Si las elecciones 2026 fueran un reality show, ya tendríamos un casting de locos absolutos: 65 precandidaturas presidenciales inscritas, repartidas en 39 partidos que compiten en primarias el 30 de noviembre.
Nombres como Keiko Fujimori (Fuerza Popular, su cuarta intentona), Rafael López Aliaga (Renovación Popular, renunciando a la alcaldía de Lima) o César Acuña (APP, tercera vez con aliados de escándalo) acaparan flashes. Pero el grueso del iceberg son los “fantasmas”: Un exalcalde como Ricardo Belmont (Partido Cívico Obras), humoristas como Carlos Álvarez (País para Todos) o académicos de poca excelencia como Alfonso López Chau (Ahora Nación). En Acción Popular, seis compiten, incluyendo a veteranos desgastados como Alfredo Barnechea y Víctor Andrés García Belaunde; el APRA “unida” va con 15 fórmulas, con Jorge del Castillo y Hernán Garrido Lecca como favoritos. Y ni hablemos de alianzas como Venceremos (entre Nuevo Perú y Voces del Pueblo), que eligió a otro izquierdista del odio… vía delegados (algo así como se elige en Cuba o Corea del Norte).
Pero aquí viene el bajón: no todos sobrevivirán al filtro del JNE. Para inscribir fórmulas completas al Congreso algunos partidos llegan cojeando a primarias con listas congresales incompletas, arriesgando invalidación total antes del 23 de diciembre. Agrégale otros con denuncias de firmas falsas -como Perú Moderno, Primero la Gente o el de Martín Vizcarra (Perú Primero, con 5,000 falsificaciones detectadas), y el panorama se oscurece. Estos “tramposos” (como los llaman en X) no solo violan la ley, sino que podrían perder vigencia post-2026 si no superan la valla del 4% de votos y el número mínimo de congresistas (al Senado, a la Cámara de Diputados).
Mi predicción: de todos estos cuando ya sean “candidatos” al menos 10 a 15 se bajarán en diciembre-marzo. Los vulnerables incluyen a Morgan Quero en ministro de Educación de Dina Boluarte (Ciudadanos por el Perú, afiliado tarde y bajo escrutinio JNE), Fiorella Molinelli ex presidente de EsSalud con Vizcarra (Fuerza Moderna, sin músculo congresal) o los de FREPAP (solo con listas legislativas, sin presidencial). Partidos como Sí Creo o Frente de la Esperanza podrían implosionar por listas huecas, dejando a sus líderes con las manos y los bolsillos vacíos si es que no les han adelantado pagos sus “víctimas aspirantes al Congreso”. Al final, recuerden, sólo 10 y quizás 12 fórmulas viables llegarán al 12 de abril como el grupo de los posibles. ¿Quiénes serán? He ahí el detalle, que te iremos comentando paso a paso.
¿Sabes qué? Da rabia ver cómo el sistema nuevamente se come vivo a los que sólo quieren servir, que son pocos lamentablemente porque la multitud de nombres que se van descubriendo ocasionan asco y repugnancia; pero los ciudadanos de a pie, los que no aspiramos a curules ni a vivir como burócratas de la inutilidad y tramitología feroz, tenemos que ser la muralla de las virtudes. Defendamos al Perú con la verdad, no con discursos vacíos.
El negocio sucio: Cobros, retiros y la pirámide regional
No es casualidad que, mientras algunos de los precandidatos presidenciales se desinflan como globos pinchados, los partidos “menores” -esos con listas cojas y firmas dudosas- se froten las manos. El verdadero botín no está en el Palacio de Gobierno, sino en un esquema piramidal que convierte la política en un casino fraguado donde se paga arriba para cobrar abajo, y si no hay suerte, te quedas con el dinero (cupo) y el partido te redirige al siguiente juego. ¿El anzuelo? “Aportes voluntarios” que, en la práctica, son cuotas obligatorias disfrazadas de “financiamiento privado”, bancarizados para no levantar sospechas, pero que dejan a muchos aspirantes en la ruina y la decepción. Esos aspirantes defraudados son en muchos casos, potenciales “iguales” a sus estafadores.
Tomemos números crudos: partidos como Ahora Nación (de Alfonso López Chau) cobra hasta S/80,000 por ser precandidato en listas al Congreso o Senado, etiquetado como “financiamiento total de la lista” dividido entre 30 candidatos, que sale a S/2,666 por cabeza, más extras por “militancia”, pero si salen como candidatos, viene ya la cuota fuerte, la firme ¿de cuánto será?
Podemos Perú no se queda atrás: S/37,450 por una sola candidatura en Lima, bajando a S/26,750 en regiones del interior; Acción Popular pide S/2,500-2,800 por senador. Y Ciudadanos por el Perú (vinculado a los Boluarte) va de S/3,000 por plancha presidencial a S/500 por Parlamento Andino. ¿Eso es Legal? La Ley de Partidos Políticos lo permite como “aportes”, pero el JNE exige trazabilidad y ahí radica el juego sucio: inscribes, pagas, y si el partido ve “falta de condiciones” para superar la valla electoral, se retiran del proceso, mantienen el registro en el ROP y no hay devolución de aportes. “Es no reembolsable, camarada; ve mejor a las regionales o municipales, que ahí recuperas cobrando a los de tu lista”.
Lo dijimos líneas arriba, allí está la pirámide del crimen casi perfecto: las elecciones regionales y municipales de octubre 2026 son el paraíso de los estafadores. Con 26 gobiernos regionales, 190 alcaldías provinciales y 1,900 distritales (en números redondos), cada lista es un pozo sin fondo. Pagas S/20,000-50,000 por ser candidato a gobernador regional o alcalde provincial o distrital (o incluso regidor, vía “invitación”), y el partido te aconseja: “Arma tu equipo cobrando S/5,000-10,000 a cada asambleísta regional, regidor provincial o distrital en tu lista, si quieres establece una cuota de ingreso y un aporte de campaña, así te financias y te queda una buena porción”.
Es un Ponzi electoral: el de abajo (regidor novato) paga al de arriba (alcalde aspirante), quien paga al partido y si ganas, “recuperas” con coimas locales; si pierdes, el partido se lava las manos y te vende el sueño de la próxima revancha. ¿Evidencia? La historia está llena de páginas que cuentan esas perversidades y engaños.
Los “buenos” caen porque confían. Esta cadena no solo estafa bolsillos; fragmenta la democracia, inunda listas de requisitoriados, agresores, extremistas, vividores… y ahuyenta al ciudadano honesto. ¿Hasta cuándo?
No necesitamos más héroes solitarios que terminen quebrados y decepcionados. Necesitamos ciudadanos que sin ser candidatos, se conviertan en la pesadilla de los vividores de siempre. Seamos la pesadilla de la izquierda del odio, seamos la pesadilla de los mercantilistas y demagogos que se dicen ser de derecha y no son derecha de ninguna forma. Seamos la pesadilla de los medios de comunicación que se alquilan por unos billetes sucios para manipular las noticias y bendecir al delincuente, condenando al inocente, engañando al ciudadano y al país.
El Perú de la gente buena empieza, cuando dejamos de financiar con un Voto a los estafadores de siempre.
Nota de Redacción: Agradezco la colaboración de los integrantes del Taller de Periodismo de Opinión de la UNMSM, el Grupo de Lectoría Política y el Círculo Libertad y Democracia, con quienes compartimos y discutimos el contenido de este artículo antes de su publicación. Del mismo modo a nuestro equipo de revisión de Data que consultó fuentes confiables de respaldo y verificación.
