La crisis del partido político “Avanza País”, se suma a la del partido “País para Todos” y se va notando en ciertas formas y manejos en más de quince organizaciones indefinidas por carecer de ideas, posición, ubicación, agenda pública e identidad que nos permita saber algo de ellas. Se trata, cada una de las que nos llaman la atención por ahora, de fantasmas queriendo asumir el cuerpo de una forma de vida política.
Seudo organizaciones partidarias que no tienen líderes, ni dirigentes, ni estructura nacional, regional o local, pero que acumuladas, están en el grupo de las que salen en las noticias, nada más. Y quedan por si acaso, más de veinte partidos en peor forma, porque además del nombre, no les queda nada que les haga trascender. Así está comenzando el proceso electoral peruano, como una demostración de la terrible informalidad estructural, como una prueba irrefutable que lo ilegal y lo ilegítimo, prevalecen hechos Ley para permitir ocupar la dirección del gobierno, a cualquiera que logre juntar unas cuantas firmas a cambio de algo que le sirva de contraprestación en ese momento. Un regalo a cambio de tu firma en el planillón, para legalizar el crimen político, antesala de la gran corrupción que el Perú siempre necesita para ser el centro del caos… ¿cómo siempre nos gusta testimoniar?
En todo este increíble acontecer, la gran ganadora es la izquierda del odio (no en proyección de adhesiones o preferencias electorales, sino en protagonismo de no tocarla, de permitirle seguir estando allí, donde nadie la quiere, gracias a la cobardía de los primeros partidos que hemos mencionado, los ingenuos tolerantes y los cómodos aceptantes por miedo).
Fuera de ese rostro identificado del Perú sin líderes, van corriendo tranquilos por el momento Fuerza Popular y Renovación Popular, quedando por encima de la mancha confundida de todos los demás, pero mucho cuidado, es el principio recién, nada está consumado.
¿Es esto un riesgo? Evidentemente que sí es un riesgo, porque del montón puede salir cualquiera que no tenga como identificarlo en su ideología, propuestas y conformación política, lo que nos puede llevar a un Castillo 2.0 con una suerte de titiriteros encima, a un Humala 2.0 que sea otro sumiso a intereses de inversiones turbias, a un Toledo 2.0 que rodeado de viejos políticos que cambian de camisetas como de planilla lo sujeten a pasar de la propuesta no entendida, hacia los negocios de costumbre sucia y así sucesivamente.
Estamos viendo que nadie se mete con la izquierda del odio, salvo los dos partidos arriba mencionados, pero los demás, no hacen lucha ninguna política, porque no son partidos políticos, sino pequeños grupos desesperados por alcanzar posiciones de presión y quizás, de poder y dinero en su provecho.
¿Saben qué? Discutan y discrepen si desean, pero en mi opinión, si el APRA vislumbra diferenciarse y llama a reconstruir la política con una mezcla de antaño y lo nuevo en dirigentes, si el APRA se atreve a rehabilitar la política sin progresismos de moda o contagios de poses no apristas, podría ser el camino, una opción que el Partido Popular Cristiano ha perdido totalmente, al traicionar el legado de Bedoya, Ramírez del Villar, Polar y Alayza.
Cuidado que los del “centro” vuelven a traicionar al país y se meten a destruir la esperanza de ver, quizás, a una Derecha necesaria o a un APRA como la hizo García 2.0
Imagen de referencia, tumbas de tiro
