Por Saúl Castiblanco, Gaudium.- Press
Dios se refleja más en los conjuntos que incluso en los seres perfectos. Es claro que un ser perfecto puede reflejar más a Dios que un conjunto, pero ese ser perfecto incluido en un conjunto, refleja más a Dios que el mero ser.
Un grupo de religiosos orando píamente, es un bello conjunto En ese sentido, afirmaba el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira que a él le encantaba contemplar conjuntos formando colecciones, es decir conjuntos en los que cada elemento es necesario para formar una ‘colección’ , pues en las colecciones hay “alguna cosa que es más que la suma de los individuos. A la manera de una danza lúdica y pura, aquella colección realizar un movimiento que libera de dentro de ella una serie de otras potencialidades. Hay una interacción mutua perfecta, muy bella y noble entre los miembros del conjunto”.
Como un ejemplo vale más que mil palabras, y el Dr. Plinio era maestro en el arte de los buenos ejemplos, él coloca uno maravilloso para ilustrar la anterior doctrina:
“Imaginen, por ejemplo, una pieza de teatro representada por grandes actores, la cual, no obstante, no puede desarrollarse sin que haya un niño que haga el papel de office boy, que entre y entregue una carta. Si ese niño llega atrasado a la pieza de teatro, todo queda parado. Cuando entra el niño, todo empieza a moverse”
Decía el Dr. Plinio, que en los conjuntos los elementos pequeños tienen un gran papel.
Un paisaje puede ser un bello conjunto. Un conjunto-colección es una agrupación de elementos armónicamente ordenados, en el que hay elementos diversos.
No existe una linda sinfonía sólo con ‘do de pecho’. Así la sociedad, por ejemplo, los grandes cuiden a los pequeños, pues no son tan pequeños; y los pequeños entiendan el papel de los grandes. A veces los pequeños en realidad tienen en sí potencialidades no pequeñas: un virus, algo per se pequeño, puede tener grandes consecuencias, como estamos viendo por estos días.
Pero quien contempla el Universo, con ojos de contemplativo a la caza del dedo de Dios que guía la historia, encuentra un gran entretenimiento, y termina encontrando a Dios. Y según la mente del Dr. Plinio descubre incluso la bondad:
La bondad surge de una mente contemplativa que ve lo grande y se extasía con él; ve lo mediano y encuentra lo acogedor de lo mediano; y ve lo pequeño y halla la ternura de lo pequeño; pero sobre todo ve el conjunto y entiende el papel de cada elemento, y de ahí surge un movimiento bondadoso hacia el conjunto. Maravillosa elucubración.
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