Estamos sufriendo una doble crisis sin comparación en la historia, crisis económica que viene en un primer tramo desde el año pasado muy acentuada, frente a la cual se ha sumado la crisis del Coronavirus de este año.
Hay que ayudar a los ciudadanos a superar esta catástrofe sanitaria, laboral, política y económica, a la que suma la crisis y parálisis educativa (escolar y superior), absolutamente injustificada en la suspensión absoluta de asistencia a clases, cuando muy bien se puede implementar turnos de acuerdo a cada realidad regional -como antes había, diurno y vespertino-, descongestionando las aulas y la afluencia en el transporte. Recuerden: Nada reemplaza a un Maestro, nada.
Además, los escolares y universitarios tienen que ser la Primera Línea de la Responsabilidad Educativa, en ellos está el liderazgo que le falta a la llamada “sociedad civil”. Nuestros niños y jóvenes no son el futuro, son el ahora, el presente y tienen que asumir tareas de ejemplo, autoridad, disciplina, orden y exigencia en la sociedad.
Por otro lado, no son los ciudadanos y sus familias empobrecidas los que deben financiar un enorme Estado ineficiente, descontrolado y muy mal gerenciado, bajo una supuesta solidaridad compulsiva que castiga el ahorro. El Estado es un botín de los políticos y no vamos a seguir alimentando ese nicho delictivo.
En consecuencia, no se le puede decir a los trabajadores: “Oye, paga la crisis que no sé manejar, págala con tus ahorros para las pensiones de jubilación”.
Eso es un crimen, es un delito empujar a las personas al abismo financiero. ¿Porqué no se les habilita ese 25% que necesitan muchos, con la creación de un Fondo especial que les provea directamente de un monto similar al que requieren, garantizado con su 25% de su Cuenta Individual de Capitalización, a ser devuelto sin intereses en 10 años por ejemplo? ¿Será que la destrucción de las clases medias es un objetivo para olvidarse de los emprendedores y sus familias?
Necesitan dinero, sí; es su dinero, sí. Entonces, alivia como Estado esa urgencia ofreciendo como opción una entrega de recursos que no afecten su ahorro total. Y allí el rol de las AFP debería ser inmediato y no una sacada de cuerpo y el nacimiento de rostros compungidos.
Entiendan que si bien es un Derecho la libre elección y se respeta la Libertad de cada uno para tomar sus propias decisiones sobre su dinero, el gobierno NO mira la realidad, donde miles de afiliados a las AFP -quizás millones- la están pasando muy mal y necesitan dinero con urgencia, pero no para perder su secuencia de sus ahorros, salvo extrema necesidad y decisión de cada uno, no del Estado, no de las AFP, no del Congreso ni de los políticos populistas.
Reiteramos por eso, el gobierno NO es el dueño de nuestros ahorros en las AFP, por lo tanto NO puede decirnos: “sacas mil, luego mil y ya pues, ahora tres mil más, pero mil por mes”
¿Qué se ha creído el gobierno? Eso enerva la necesidad de retirar todo el dinero antes que lo use el Estado compulsivamente, si es que no está presionando bajo la mesa con la adquisición de los llamados Bonos “nada” soberanos.
Y allí finalmente, al darnos cuenta que nos ordenan cuánto sacar de nuestros ahorros para financiar la crisis ocasionada por el gobierno y la crisis causada por el coronavirus, allí viene más populismo sobre la indignación.
¿Nos están ordenando? Sí, y muchos no se dan cuenta, aún.
“Oye, paga la crisis que no sé manejar, págala con tus ahorros para las pensiones de jubilación”
Y la estamos pagando, y miles se quedarán sin pensiones, sin jubilación. Y esa crisis será aún peor.