Veamos lo que resume la Superintendencia de Pensiones de Chile, sobre un tema que en el Perú, muy poco o nada ha dedicado la SBS para fomentar la alfabetización previsional.
Los Fondos de Pensiones tienen como objetivo financiar pensiones, siendo por ello una inversión
de largo plazo. El afiliado puede seleccionar qué tipo de fondo es más acorde a su horizonte de
inversión y perfil de tolerancia al riesgo.
Una estrategia de inversión de estas características requeriría cambios acotados a través del ciclo de vida del individuo con el fin de resguardar sus ahorros previsionales de riesgos excesivos y optimizar el valor de la pensión en el largo plazo.
Específicamente, en el sistema de pensiones chileno los afiliados tienen la opción de elegir entre
cinco tipos de fondos, los que se diferencian según su nivel de riesgo, determinado por la
proporción del fondo invertido en activos más volátiles.
Existen, además, ciertas restricciones en la elección de fondos. Las mujeres mayores de 50 años y
los hombres mayores de 55 años no pueden elegir el fondo tipo A. Adicionalmente, los pensionados no pueden elegir el fondo tipo B.
Luego de la crisis financiera de 2008 y especialmente en los últimos años se ha observado un
aumento significativo de cambios de fondo. Que los afiliados tomen decisiones más activas con sus
ahorros previsionales puede ser positivo si dichas decisiones son informadas y, considerando el
riesgo asociado, con el foco puesto en lograr una mejor pensión al momento del retiro.
Sin embargo, el importante aumento en los cambios de fondo estaría dando cuenta, como se verá
más adelante, de cambios frecuentes en un período acotado de tiempo, posiblemente en la
búsqueda de ganancias (o de evitar pérdidas) de corto plazo. Esta perspectiva de corto plazo de los
cambios resulta no deseable, si con ello se ve afectado negativamente el valor de los ahorros
previsionales de los individuos. Adicionalmente, resulta preocupante que los afiliados pudiesen no
entender o percibir a cabalidad los riesgos que están tomando con estas estrategias de corto
plazo.
Llevar a cabo una estrategia de cambios frecuentes de fondos buscando una rentabilidad de corto
plazo conllevaría un riesgo relevante para la pensión. Es muy difícil saber el momento exacto en
que un cambio de fondo resultará en un beneficio para el afiliado. No existe evidencia empírica
concluyente de que la práctica de “market timing”, en la cual se trata de predecir el valor futuro
de los activos financieros en un horizonte corto de tiempo y realizar compras o ventas de activos
para obtener una ganancia, permita obtener resultados positivos de manera predecible y
permanente, independiente del método o mecanismo utilizado para realizar dicha predicción.
El volumen de cambios ha aumentado tanto en número como en montos en los últimos años,
con peaks de cambios en 2018 y 2019, alcanzando casi dos millones de cambios de cuentas
obligatorias y casi 30% del valor de los fondos.
La mayoría de los cambios que se observan en el período, tanto en cantidad como en montos, son desde el fondo Tipo A al fondo tipo E y viceversa.
El 72,6% y el 74,7% de los afiliados que se ha cambiado ha tenido un peor desempeño en su
estrategia que si se hubiera quedado en el fondo original o en la estrategia por defecto,
respectivamente. Adicionalmente, las decisiones de un grupo de afiliados que se cambia
frecuentemente de fondo, pueden llegar a afectar el valor de los fondos de otros que toman
decisiones de largo plazo o que se encuentran próximos a pensionarse.
Al analizar el desempeño entre grupos de afiliados según si han realizado pocos o muchos
movimientos en sus cuentas, se encuentra que en los extremos (quienes han realizado pocos
movimientos y quienes han realizado muchos movimientos) están quienes logran superar al
benchmark con mayor probabilidad, aunque el resultado es sólo levemente mejor.
Los resultados del desempeño obtenido con la estrategia dependen del tramo etario de los
afiliados y del año en que se observan por primera vez.