Formado en el Colegio de los Sagrados Corazones RECOLETA, realizó estudios de economía en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Finanzas Corporativas en Kellogg School of Management y Hedge Fund Companies en the Hedge Fund Group. Fue Gerente general en la Sociedad Nacional de Pesquería, Miembro del Comité de Pesca en la FAO Naciones Unidas , Gerente general en Austral Group S.A.A., CEO & Founder en Mirabo Capital Management, Socio Fundador en 4G SAC y actualmente es Director Ejecutivo en Trama Capital & Business y Director en Grupo Silvestre.
Nada cambia, todo sigue prácticamente igual. Eso podría decirse que significa estabilidad, pero también –creemos- inestabilidad, porque las inversiones privadas retroceden cada vez más. ¿Es esta la realidad, es esta la ruta a menos inversión privada y por consiguiente, más mano al bolsillo de los ciudadanos? ¿Cuánto más podremos aguantar?
Uno de los rasgos claramente presente en el último año ha sido la inactividad frente a los desafíos económicos.
Desde mi punto de vista, están confluyendo dos aspectos perversamente negativos. El primero se refiere a la poca importancia que se le está otorgando al sector privado como el motor que debe impulsar la economía.
Durante la primera década de los años 2000, la característica principal de la economía peruana fue su alta tasa de inversión privada anual. La participación del Estado durante esos años fue muy poco relevante dentro del Gasto agregado, especialmente en lo que respecta a la Inversión. Este comportamiento, le permitió al país crecer anualmente a tasas significativamente altas y a lograr progresos sin precedentes en la reducción de la pobreza.
Sin embargo, esta situación fue cambiando, especialmente a partir del 2011, al extremo que hoy el país depende significativamente de los recursos que el Estado pueda inyectar en la economía. El gobierno del Presidente Humala impulsó grandes proyectos con recursos públicos, muchos de estos proyectos con muy escasa justificación económica y lamentablemente, el actual gobierno ha tomado la decisión de no modificar sustancialmente esta situación.
El segundo aspecto tiene que ver justamente con el Gasto del Gobierno. Si la estrategia del gobierno pasado y del actual es impulsar la economía a través del gasto público, entonces resulta decepcionante la poca capacidad para administrar y ejecutar este gasto. La información pública sobre la inversión con recursos del Estado muestra una importante reducción en este indicador, así como un retraso en la ejecución de los presupuestos sectoriales.
La consecuencia de ambos factores es obvia. La economía peruana se encuentra estancada y la inversión privada, que debería ser el motor de la economía, no muestra mayores signos de recuperación. Sectores importantes en la generación de empleo como la construcción, siguen mostrando tasas negativas de crecimiento. Hay una clara pérdida de puestos de trabajo y un retraso evidente en los sectores más pobres de la economía.
Para el ciudadano que mira su propia realidad y no quiere correr el riesgo de depender de lo que haga el gobierno y desea invertir su dinero, algo de sus ahorros ¿qué posibilidades tiene para hacerlo que no sean las tradicionales formas que no te dan más de lo que podrías esperar?
Este tema representa una tarea pendiente. Si bien la economía peruana ha evolucionado muy favorablemente en los últimos 20 años, esto mismo no se ha visto reflejado en el campo de las inversiones. Actualmente, los mecanismos disponibles para invertir los excedentes que puedan tener las personas, son muy similares a los que existían a finales de los años 90.
Ningún gobierno desde entonces, ha realizado un esfuerzo real por desarrollar un mercado de capitales local que brinde oportunidades de inversión financiera diversa, líquida, competitiva a las personas. En dos décadas en las que en el mercado internacional se han creado nuevos instrumentos de inversión en una magnitud que nunca antes se había experimentado, en el Perú, esta situación no se ha visto reflejada.
Si te pidieran medidas para impulsar la economía nacional ¿cuáles serían y por qué?
En este sentido, creo que resulta indispensable enfrentar el proceso de reconstrucción de la infraestructura destruida por el Fenómeno de El Niño con la urgencia y seriedad que el tema requiere. Resulta poco comprensible la falta de acción del gobierno para emprender esta tarea.
Asimismo, me parece que es fundamental que el gobierno trabaje rápidamente en destrabar las obras paralizadas por el problema surgido con Odebrecht y las demás empresas constructoras brasileñas. Es factible obtener salidas legales que permitan reiniciar estas obras de manera acelerada.
Por otro lado, creo que es muy importante que el Gobierno contribuya activamente a destrabar la ejecución de los proyectos mineros más importantes. El Gobierno anterior se desentendió de este problema, generando un perjuicio económico muy grande al país, perdiéndonos no sólo los beneficios de una inversión de miles de millones de dólares. Muchos de estos proyectos deberían estar en plena operación actualmente, beneficiándonos de la recuperación de los precios internacionales de los metales.
Finalmente, creo que es muy importante que el Gobierno entienda que el Sector financiero local, el sector privado no financiero y los Fondos de Inversión internacional cuentan actualmente con una gran liquidez que sin embargo no está siendo invertida en actividades productivas.
La falta de liderazgo desde el Ejecutivo no está contribuyendo a que estos recursos puedan inyectarse en la economía y generar crecimiento, puestos de trabajo y reducción de la pobreza.
La paradoja actual, en relación a tiempos pasados, es que hoy sí existen recursos financieros disponibles. Sólo falta el estímulo inicial para comenzar a girar la rueda.