Los Obispos del Perú nos dicen:
“El dolor, la angustia y la desesperación reflejados en tantos rostros durante este tiempo, no son ajenos al corazón de la Iglesia. Desde las limitaciones impuestas, hemos tratado en todo momento de estar cerca de ustedes, brindando la ayuda posible, tanto espiritual como material. Sin embargo, oprime nuestro corazón el no poder acompañar a tantos enfermos en su lecho de enfermedad y a la hora de la muerte. El no poder acompañar a tantas familias que, habiendo perdido a los suyos, no han podido llorarlos adecuadamente, como es la costumbre cristiana”
“Los Obispos sentimos también la limitación de tener que suspender las celebraciones públicas de los sacramentos. Sin embargo, desde la oración diaria de tantos sacerdotes, religiosas y laicos, desde las súplicas dirigidas al cielo desde la madrugada en los conventos, desde las Misas transmitidas por los medios de comunicación y las redes sociales, los acompañamos cada día”
“Lamentablemente, hay tantos casos de corrupción, hay quienes anteponen al bien común del pueblo que se les ha confiado, el beneficio personal, haciendo de la crisis la ocasión propicia para delinquir y oprimir al pueblo de Dios y olvidan que esta vida es pasajera y que, al final, seremos juzgados por nuestras obras”
“A ellos – a los que gobiernan- les exhortamos, les exigimos, que tienen que cambiar, que deben convertirse para trabajar por los peruanos más pobres y sufrientes. El bien común es la piedra angular de una política con ética, una política de servicio. El verdadero poder es el servicio. Así como la fuerza de la Iglesia está en la fe en Dios y en el servicio al pueblo, así también los políticos deben comprender que su fuerza está en el servir a la población; deben comprender que no están para decirle al pueblo qué tiene que hacer, sino al revés: conocer sus necesidades y hacer lo que éste demanda”
“El alma de una comunidad se mide en cómo logra unirse para enfrentar los momentos difíciles, de adversidad, para mantener viva la esperanza”. En medio de este contexto de sufrimiento han surgido héroes de carne y hueso, hombres y mujeres de nuestra tierra y de nuestra sangre, corazones con los colores de nuestra bandera, que han respondido con decisión, decencia, coraje, amor y generosidad, y no pocos han sacrificado sus vidas para salvar la de otros”
“Como peruanos nos llenamos de orgullo ver la respuesta generosa de tantas personas para ayudar en esta situación. Las donaciones de alimentos, la organización de comedores populares, las donaciones para las plantas de oxígeno, la atención a los enfermos en los hospitales, el servicio brindado por los médicos, enfermeras, personal sanitario y las fuerzas de orden; a todos ellos, a esta “nube de testigos”, a “los santos de la puerta de al lado”, como gusta llamarlos el Papa Francisco, queremos rendirles homenaje y levantamos nuestras voces para decirles: ¡GRACIAS, HERMANOS!”
Lima, 20 de agosto de 2020
Los Obispos del Perú